"Moderno campo de concentración en Tabasco"

Por: Jesús Sibilla Oropesa

Qué triste es cuando las obras no cumplen con el objetivo para el que fueron creadas.

Qué triste que en lugar del bien esperado, hagan el mal no querido pero si impulsado por un “me vale muy poco” de quienes lo atienden y de quienes los dirigen.

Hoy fue doña Juanita, ayer don Manuelito, y no sabemos qué tantos más de los que no nos hemos enterado.

Aquí le he hablado de que nuestra sociedad está enferma, y que por ello tenemos los resultados que todos sufrimos. El trabajo mal hecho, falta de valores, insensibilidad ante el prójimo, falta de amor, incapacidad de ser empáticos, calidad humana, carencia de bondad, egoísmo, prepotencia, falta de compromiso.

Se nos olvida aquella frase que reza: “como te veo me vi y como me ves te verás”.

Creemos que nuestra juventud será eterna, no creemos que un día dependeremos del amor, la comprensión, el cariño, el cuidado, la bondad y la atención de otros.

Como taladra la conciencia de la sociedad cuando una institución no cumple con su cometido y solo aparenta hacerlo porque el asilo de ancianos “casa del árbol” es una noble institución que ha desvirtuado su servicio.

Y lo ha deformado una mafia sindical intocable que también ha perdido de vista para que fué creada.

Claro que el sindicato tiene que defender a sus agremiados, pero no puede, no debe ser alcahuete y defensor a ultranza de sus sindicalizados y menos cuando los perjudicados son seres humanos indefensos, vulnerables, que ya dieron todo por sus hijos, por su familia, por su país y lo único que esperan es pasar una vejez tranquila y sin problemas mientras Dios los llama a la felicidad perfecta.

¿Y las autoridades? ¿Qué hacen estas? nos consta que sabían porque Emmanuel y un servidor, informamos personalmente de irregularidades en el asilo y lo hicimos en corto para evitar escándalo alguno, sin embargo, parece que no solo no hubo solución sino que estos servidores del asilo pareciera que quieren emular a Hitler y sus campos de concentración, los bañan con agua fría y a manguerazos, los enjabonan con jabón en polvo, los dejan que se escalden con su excremento, sus medicinas no son suministradas en tiempo y forma, les roban sus pertenencias, los tratan con indiferencia y sin afecto alguno, les hablan golpeado. (Aunque la directora del DIF diga que corrigieron estas anomalías, gente que asiste al asilo con frecuencia, nos comenta que esto se sigue suscitando)

Pregunto, ¿qué pretenden? ¿Aliviar el dolor de estas personas? ¿Hacerlos sentir bien los últimos años de su vida? Entonces, ¿Por qué los torturan y les hacen sentir mal? ¿Qué sucede, de que están hechos? ¿Cómo pueden ser tan insensibles con el dolor de sus semejantes?

Mejor cierren el asilo, no finjan hacer el bien que les aburre y molesta y dejen que alguien que de verdad los quiera los atienda ¿saben que así solo se convierten en unos vividores?

¡No hay duda que el espíritu de Hitler vive! ¿Y el amor que enseñó Cristo?



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