La irreverencia de un virus que no respeta a los mayores

Foto: RitaE en Pixabay

 

Como nos lo muestra Albert Camus en “La Peste”, o Gabriel García Márquez en “El amor en los tiempos del cólera”, las epidemias sacan a relucir lo mejor y lo peor de cada ser humano y de sus comunidades. Muestran el lado ambivalente e irónico de nuestras vidas. Sin duda, si algo tiene de bueno esta pandemia es que nos hace reflexionar en el valor de la vida humana en su ciclo completo y, en particular, nos hace voltear los ojos a los adultos mayores y analizar el significado de la vejez. Pensar en sus derechos nos insta a reflexionar en cuáles son nuestras obligaciones como sociedad

El 28 de agosto se celebra en diversos países el “Día del Adulto Mayor”. En México se considera Adulto Mayor a una persona que tiene más de 68 años y se refiere a esa etapa que suma todas las experiencias de la vida y pasa por la mayoría de las metas familiares, profesionales y sociales. Pero también marca el inicio de una etapa donde las personas presentan condiciones de vulnerabilidad física, social y económica. La tercera edad es una etapa en la que el humano elabora una reflexión de lo que ha logrado en su trayectoria de vida, así como de las oportunidades que se han dejado pasar o simplemente se han postergado. Cabe señalar que en esta etapa se hacen presentes los trastornos biológicos y psicológicos. 

Es un hecho que la población mundial está envejeciendo a pasos acelerados. Entre el 2000 y 2050, la proporción de los habitantes del planeta mayores de 60 años se duplicará, pasando del 11% al 22% según se había calculado. En números absolutos, este grupo de edad pasará de 605 millones a 2000 millones en el transcurso de medio siglo. El cambio demográfico será más rápido e intenso en los países de ingresos bajos y medianos. Habrá en el mundo más personas octogenarias y nonagenarias como nunca antes. Se había calculado que entre 2000 y 2050 la cantidad de personas de 80 años o más aumentaría casi cuatro veces hasta alcanzar los 395 millones. Es un acontecimiento sin precedentes en la historia que la mayoría de las personas de edad madura e incluso mayores tengan unos padres vivos, como ya ocurre en nuestros días. Ello significa que una cantidad mayor de niños podrán conocer a sus abuelos e incluso sus bisabuelos, en especial sus bisabuelas. En efecto, las mujeres viven por término medio entre 6 y 8 años más que los hombres. Estos datos fueron citados con anterioridad, ahora se tendrán que hacer nuevos cálculos. Cambiaron las cifras. 

Dada la dificultad que las personas mayores tienen para controlar la infección viral, la mejor opción es, de entrada, que eviten ser infectadas. Y ahí es donde la idea del distanciamiento social adquiere importancia, en especial en lo referente a la Covid-19 

El distanciamiento social tiene consecuencias significativas respecto de la soledad y los comportamientos que afectan a la salud en los adultos mayores. Reciben la indicación de estar confinados a su hogar por la pandemia y otros permanecen en su hogar por razones distintas. Más de la mitad de ellos han manifestado estrés. La sensación de soledad aumenta durante este período de distanciamiento social. Ya muchos de ellos realizan más actividades solitarias y menos actividades presenciales, utilizan el correo electrónico y los mensajes de texto más de lo habitual y pasan más tiempo con sus computadoras o tabletas. Los cambios en la actividad física, el consumo de alcohol, de drogas recreativas y los cambios en los patrones de sueño también están presentes y difieren según la edad

El adulto mayor vive una nueva realidad por el paso de los años. Con el tiempo se presentan las deficiencias físicas, esto es, cambios importantes del esquema corporal. Tendrá que adaptarse a estar en su hogar pues dejará de laborar, viene la jubilación. Muchas veces hay disminución de la movilidad, lo que incrementa el aislamiento social. Algunos tendrán dificultades para la realización de las actividades cotidianas. Si no tienen buenas posibilidades y ahorros, vendrán las dificultades económicas. Sufrirán con la edad, de enfermedades médicas, agudas y crónicas.  La depresión es un trastorno de primer orden en cuanto a frecuencia y trascendencia dentro de las enfermedades que aquejan preferentemente a los ancianos. Gran parte de la población ahora está sufriendo la depresión. La existencia de tratamientos eficaces que pueden mejorar la calidad de vida de quienes padecen este trastorno, obliga a prestar especial atención a este problema. Deberemos mantener un permanente estado de alarma que permita su detección, para posteriormente abordarla con los tratamientos de los que disponemos. Para tratar la depresión se utilizan dos herramientas fundamentales: la psicoterapia y los fármacos antidepresivos. 

Los adultos mayores han sufrido muchos duelos a lo largo de su vida. Ahora, por la crisis sanitaria y esta nueva enfermedad viral, muchos ven morir a sus esposos o esposas, a hermanos, hijos y amigos. La tristeza es una emoción universal y por tanto normal.  Pasan por la culpabilidad, la ansiedad, síntomas depresivos, irritabilidad, síntomas corporales como falta de aire, falta de apetito... Y mucho miedo a su propia muerte.  

El duelo fisiológico no requiere ninguna intervención de la medicina mientras el duelo sea elaborado satisfactoriamente y evolucione hacia la resolución. Sin embargo, en otras ocasiones aparecen duelos patológicos que se caracterizan por reacciones de duelo tardías después de negación prolongada, hiperactividad sin sentimientos de pérdida, síntomas delirantes o de hipocondría con reproducción de los síntomas de la patología del difunto, ideas delirantes paranoicas, depresión severa con cuadros de agitación, abandono de las relaciones sociales y conductas autodestructivas. Por supuesto en estos casos se requiere intervención de las ciencias de la salud mental. 

¡Festeja a los mayores! Déjalos hablar, déjalos gritar, déjalos rezar como ellos quieran porque ellos descubren la sombra de Dios en el camino que les falta recorrer y déjalos envejecer con el mismo amor con que dejas crecer a tus hijos, recuerda que tienen un pasado lleno de verdad, de belleza y de bien. 

Psic. Sara Leticia Campos Chavolla Torre Médica Av. Méndez 1110 Segundo piso. Tel 9933141178 Cel 9931498830