Algo tan abundante que se regalaba, ahora cotiza en el mercado de valores

Foto: rony michaud en Pixabay

 

De acuerdo a la conocida paradoja de Adam Smith, “el agua y los diamantes”, que tiene su postulado en una aparente contradicción. ¿Cómo es posible que algo prácticamente inservible para la vida como un diamante puede alcanzar precios tan altos, y algo qué es esencial para la vida (el agua) tenga un precio tendiente a cero? Muchos analistas argumentan que esta paradoja tiene que ver más con el principio que en economía se conoce como escasez, y no por un tema de necesidad, es decir, se asumía que el recurso agua era tan abundante que por eso tenía un precio prácticamente barato. 

Haciendo un lado la teoría y las reflexiones del economista clásico, Adam Smith. Es necesario recordar cómo hace apenas un par de generaciones nuestros abuelos decían una frase “un vaso de agua no se le niega a nadie”. Cualquier persona con ausencia de bienes e incluso de más escasos recursos, siempre tenían dos cosas que compartir: el agradecimiento como principio de la humanidad, y un vaso de agua que se ofrecía en todo momento, sin importar la persona. 

Ya en épocas recientes, el precio del agua comercial apareció. El concepto de agua embotellada se hacía cada vez más común, hasta llegar el día donde en cualquier establecimiento, ya se restaurant o súper mercado, un bote de agua se encontraba con un precio especifico establecido en el mercado, junto a los refrescos embotellados, bebidas hidratantes, funcionales, entre otros. Con el tiempo se ha ido equiparando, y en algunos países superando en precio a otras bebidas como la leche y la cerveza.

Es relevante y necesaria la reflexión en ese sentido, la cotización del recurso agua en los mercados financieros internacionales. Para una región como el sureste Mexicano y en particular como Tabasco, asumiéndonos como los principales afluentes de agua dulce de todo el país.