Las remesas ignoran al COVID-19

Vía Emilio Meza en Pixabay

 

En el ámbito internacional, de una economía abierta (libre mercado) que tomó un auge a partir de la posguerra (1950),  pero que para México en los 80 con su inclusión en el acuerdo general sobre aranceles aduaneros y comercio de aranceles y comercio (GATT), posteriormente en los 90 con el entonces negociado Tratado de Libre Comercio de América Norte (NAFTA) tomó fuerza el concepto de la balanza de pagos.

La balanza de pagos, como bien se define, mide y registra justamente todas las actividades económicas de un país con el resto del mundo. En los años 80 y 90, México era un dependiente petrolero absoluto en materia de su economía internacional, incluso la industria llego a representar alrededor del 80% de las exportaciones.

El sector industrial, principalmente el sector secundario, sufre cambios importantes derivados de una atracción de inversión extranjera que desarrolla de manera sustancial la complejidad y las cadenas productivas de la industria nacional. Esto se vio reflejado en importantes regiones de la frontera norte del país y, años más adelante, en la región del bajío y algunas partes de occidente.

La balanza comercial es un hecho que el petróleo y sus derivados siguen teniendo un componente importante dentro del sector exportador nacional, sin embargo, otras industrias como la automotriz, autopartes, metal mecánica y electrónica han ocupado espacios importantes en el potencial exportador de México.

Por otro lado, en la parte de los servicios, aquellos relacionados con el sector turismo han significado también en los últimos años una entrada importante de divisas para nuestro país que han contribuido a mejorar la posición competitiva y la solidez en la balanza de pagos nacional.

Finalmente, las remesas desde finales de los 90 y la primera década del año dos mil, han contribuido sobre todo por la gran expulsión de mano de obra. Esta transición demográfica que ha vivido México se ha convertido en una de las principales fuentes de ingresos. Según los analistas, alrededor de un 10% de la población, de manera acumulada que está viviendo en los Estados Unidos están teniendo ingresos superiores a los que podría tener en México.

El hecho de que las remesas estén aumentando tiene que ver con una recuperación de la economía estadounidense. Puede que se tenga doble efecto positivo para la economía nacional; primero de manera directa mayores ingresos en las remesas para México, pero también como consecuencia mayor importación de productos mexicanos hacia los Estados Unidos. En doble vía son buenas señales que van a impulsar el crecimiento del PIB para el cierre del 2021 y contar con una economía más sólida y en recuperación hacia el 2022.