‘El libre mercado sigue en modo reversa’

 

La economía internacional sigue viviendo momentos turbulentos, son ya 10 años de la segunda crisis más profunda, después de la “Gran Depresión” de los años 30’s y nada en los mercados ha vuelto a ser igual. Desde el 2008, los analistas más serios e informados dijeron que la crisis no sería corta y han acertado; en esta década posterior al estallido de la crisis, varias economías a nivel global (incluida la economía mexicana), cayeron en efecto cascada ante la contracción de la producción en los Estados Unidos.

 

 

La crisis económica de 2008 no solo tuvo los efectos cuantitativos de la caída de la producción en los Estados Unidos y otros países, los peores efectos de la crisis estarían por verse a lo largo de los 10 años subsecuentes y manifestados en toda la geografía global con diversos indicadores. Por ejemplo, el mundo se enteró que en los países desarrollados, en las potencias económicas hay población que vive en pobreza, esto incluye a los Estados Unidos; por otro lado se exhibieron que las profundas desigualdades económicas expresadas en indicadores como la distribución de la riqueza, no son exclusivas de las economías emergentes o de los países pobres, por el contrario países desarrollados conviven con profundas desigualdades y alta concentración de la riqueza en pocas manos. Esto lo ilustraría el Dr. Jospeh Stiglitz, (Premio Nobel de Economía en 2001) en su artículo “Of de 1%, by the 1%, for the 1%” (del 1% por el 1% para el 1%), donde hace referencia a que el 1% de población es quien concentra y trabaja para ese mismo 1% de personas en el mundo, mientras el 99% restante está ajeno a las decisiones económicas.

 

 

Todo este escenario postcrisis y los resultados económicos han pasado de distorsionar y poner nerviosos a los mercados financieros, para caer en las variables más sensibles de la economía real: la producción, el empleo y la inversión. Esta crisis económica ha permeado lenta, pero profundamente en cada PyME, en cada gran empresa, en cada hogar; lo mismo atenta contra jugosas utilidades de compañías transnacionales, que contra el ingreso familiar de hogares de altos, medianos y bajos ingresos.

 

 

 

 

 

Sin embargo, a 10 años de la crisis de 2008 y con cambios importantes en la estructura económica global, el sistema económico enfrenta importantes desafíos y se encuentra inmerso en un proceso de deslegitimación creciente.

 

 

Ahora mismo, el mundo está observando en temas de comercio internacional una posible guerra, que apenas inicia. El presidente Trump ha ordenado la imposición arancelaria a productos chinos, tomando en cuenta que el gigante asiático es desde hace más de 15 años el principal socio comercial de los Estados Unidos, esta acción no resulta un tema menor. De inicio, la Casa Blanca ha ordenado imponer una tasa arancelaria del 10% a casi 6 mil productos provenientes de China lo que atenta a una producción de alrededor de los 200 mil millones de dólares. Sin embargo, esto es solo a fase 1, pues existe la “promesa” de elevar la tasa impositiva a principios de 2019. China ha reaccionado con el anuncio de aranceles que implican un monto de alrededor de los 60 mil millones. Estos anuncios, no solo ponen nerviosos a los mercados financieros, estamos hablando de 2 súper potencias económicas, de 2 países que conforman un mercado de unos 1 mil 600 millones de personas.

 

 

Hemos habido analistas, académicos e investigadores, que hemos advertido la inminente revisión, discusión y decisiones al más alto nivel de futuro inmediato del modelo económico global y la integración económica. Hoy más que nunca es un tema que llegó para permanecer en la agenda global.

 

 

Faustino Torres
Profesor Investigador, analista de temas económicos y especialista en desarrollo regional