El sufrimiento psicológico y el desasosiego
Quizá hayas escuchado sobre la ansiedad y el sufrimiento psicológico que ocasiona, el cual es tan fuerte y desesperante, que muchas personas que la sufren piensan en el suicidio.
Taquicardia, temblores, hipertensión, sudoración, tics localizados, mareos, zumbidos de oídos, boca seca, palidez, sensación de estar atrapado, de no poder respirar y ganas de correr, son algunos de los síntomas físicos que puede desencadenar una ansiedad extrema. La ansiedad es una manifestación esencialmente afectiva, una emoción negativa generada por miedos y temores. Igual que la depresión, la ansiedad puede tener un origen externo a la persona (exógeno) o interno (endógeno). La ansiedad endógena es la que viene de un desorden bioquímico cerebral, en el que una serie de secreciones de sustancias, presididas por la adrenalina, dan lugar a una cascada de miedos anticipatorios. Se vive el presente pensando en un futuro incierto e inquietante. Estrés profesional y dificultades económicas, relaciones afectivas dañadas, enfermedades, o pérdidas, son algunas de las causas de la ansiedad de tipo exógeno.
En Occidente, la mujer es tres veces más depresiva que el hombre. En cambio, el hombre es más ansioso que la mujer. Y esto es así porque la mujer es la que sigue llevando una sobrecarga emocional y a veces profesional muy grande. Sin embargo, el hombre lleva la sobrecarga a nivel laboral y eso desarrolla en él más temores, inquietudes y desasosiegos con relación al futuro.
En la consulta psicológica vemos muchos cuadros clínicos en los que se mezclan ansiedad y depresión, con mucho sufrimiento psicológico.
Existen tres tipos de ansiedad: la superficial, la profunda y las crisis esporádicas, no por ello menos importantes. La ansiedad superficial es la que conocemos como irritabilidad que se manifiesta con nerviosismo, reacciones desproporcionadas, exageración de problemas y convierte la adversidad en drama.
La ansiedad profunda provoca un bloqueo, un malestar para funcionar y una paralización de la conducta grave. Las crisis de ansiedad pueden llevar al paciente a sentir pánico. Son episodios muy breves en los que hay una sensación de ansiedad muy grande, que puede durar entre tres y ocho minutos y aparecen la taquicardia, dificultades respiratorias, pellizco digestivo, hipersudoración, temblores y tres espectros amenazadores: temor a la muerte, temor a la locura y temor a perder el control. Ya una vez que sufre esas crisis, el paciente estará siempre en guardia, al acecho, temiendo la aparición de un nuevo episodio. Ese miedo al miedo aumenta la predisposición a la angustia, por el temor a que se repita la crisis. Por ello se establece una relación muy profunda entre crisis de ansiedad y fobias, puesto que el lugar en el que se produce la crisis de ansiedad se vuelve fóbico. Si la crisis sucedió en el autobús, fobia a subirse al autobús; en un vuelo de larga distancia, fobia al avión. Una crisis de ansiedad en el momento de dar una charla en público da lugar a fobia a hablar en público o fobia social. Si sucede en una gran plaza, entonces da agarofobia. Si es en un espacio cerrado, claustrofobia. Aunque las fobias se curan todas mediante la terapia de la implosión, que es aproximar poco a poco al individuo al espacio temido.
Síntomas de ansiedad generalizada:
- Preocupación o ansiedad persistentes por determinados asuntos que son desproporcionados en relación con el impacto de los acontecimientos.
- Pensar demasiado los planes y las soluciones a todos los peores resultados posibles.
- Percibir situaciones y acontecimientos como amenazantes, incluso cuando no lo son.
- Dificultad para lidiar con situaciones de incertidumbre.
- Temperamento indeciso y miedo a tomar la decisión equivocada.
- Incapacidad para dejar de lado u olvidar una preocupación.
- Incapacidad para relajarse, sensación de nerviosismo y sensación de excitación o de estar al límite.
- Dificultad para concentrarse, o sensación de que la mente se «pone en blanco».
Los signos y síntomas físicos pueden ser los siguientes:
>Fatiga.
>Trastornos del sueño.
>Tensión muscular o dolores musculares.
>Temblor, agitación.
>Nerviosismo o tendencia a los sobresaltos.
>Sudoración.
>Náuseas, diarrea o síndrome del intestino irritable.
>Irritabilidad.
Puede haber momentos en que las preocupaciones no te consumen por completo, pero de todos modos te sientes ansioso aunque no haya motivos evidentes. Por ejemplo, podrías sentir una gran preocupación sobre tu seguridad o la seguridad de tus seres queridos, o tal vez sientas que algo malo está por sucederte.
Síntomas en los niños y adolescentes:
Pueden tener preocupaciones similares a las de los adultos, pero también pueden preocuparse en exceso por lo siguiente:
>Desempeño en la escuela o en eventos deportivos.
>Seguridad de los familiares.
>Llegar a tiempo (puntualidad).
>Terremotos, guerras nucleares y otras situaciones catastróficas.
Un niño o adolescente con preocupación excesiva puede manifestar lo siguiente: Sentirse demasiado ansioso por tratar de integrarse; volver a hacer algunas tareas porque no salieron perfectas la primera vez; pasar demasiado tiempo haciendo las tareas de la escuela; carecer de confianza; esforzarse para obtener la aprobación.
Es normal sentir cierta dosis de ansiedad.
Hay una ansiedad positiva, la constructiva, por ejemplo, el temor a suspender un examen, que te lleva a prepararlo bien. Pero si la persona tiene un malestar superior al normal, somatiza síntomas, no rinde y su estado anímico impide y paraliza la actividad cotidiana. Ahí está lo patológico. Incluso pueden aparecer en los sueños contenidos catastróficos muy negativos.
El tratamiento de la ansiedad contempla una terapia integral con medicamentos, psicoterapia, laborterapia -con pautas como no llevarse trabajo a casa-, socioterapia -el trabajo de las relaciones personales y sociales para contrarrestar- y biblioterapia, libros de psicología aplicada que ayudan a tomar perspectiva respecto a la patología.
Pueden beneficiarse de actividades relajantes, hacer ejercicio físico o reducir el consumo de sustancias estimulantes como la cafeína.
Psic. Sara L. Campos Chavolla. Torre Médica Av. Méndez 1110 segundo piso Tel 9933141178 y Cel 9931920934 Villahermosa, Tab.