El verdadero espíritu 'antinorteamericano'

 

Trump ha lanzado su campaña en búsqueda de la reelección, y como suele suceder, “el mundo expectante”. Y es que la importancia geopolítica de los Estados Unidos, pese a no estar pasando por su mejor momento, ni en lo económico, ni en lo político, es innegable.

 

 

Los Estados Unidos han adoptado su papel de país hegemónico, algunas veces con mucha dignidad, otras por la presión diplomática, una más por la vía de la presión económica, y no en pocos casos han recurrido a los argumentos bélicos. Este poderío ostentado por los norteamericanos, los hace tanto respetados como temidos y hasta odiados.

 

 

En los últimos años ha habido una imagen antagónica, mientras el presidente Barack Obama representaba en carne propia la lucha por los derechos humanos, la democracia y la equidad, la inmigración y el sueño americano en su máxima expresión; Donald Trump representa la versión menos querida del pueblo estadounidense.

 

 

 

 

Trump sin duda representa al interior esa sociedad norteamericana egoísta, cerrada, ensimismada y que en el mundo se ha dimensionado como ese “espíritu antinorteamericano”. Esa parte de los Estados Unidos, es quien ha engendrado la mayoría de las guerras de la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI. La conducta de Trump, es esa parte del mundo occidental que encuentra una oposición radical e indeseable en manifestaciones como el terrorismo; y es esa misma que estimula a economías emergentes a ganar carreras tecnológicas y económicas en el siglo XXI para arrebatar de una vez por todas, esa hegemonía que hoy está devaluada.

 

 

Esto y mucho más se juegan los Estados Unidos de cara a su próxima elección presidencial, que hoy más que nunca, la sociedad estadounidense parece incierta, respecto del espacio quieren ocupar en el mundo global.