¿Hacia dónde va Tabasco?

Por: Emmanuel Sibilla Oropesa
Se ha hecho frecuente escuchar entre la población distintos cuestionamientos en torno a la situación de contingencia que enfrentamos quienes vivimos en Tabasco; la pregunta reiterada se expresa con intensidad: ¿nos volveremos a inundar como en el 2007?, ¿será peor?, ¿la libraremos?, a veces pareciera que se nos olvida un poco el tema, claro si la casa ó el trabajo no están en el agua, sin embargo, temblamos ante cualquier anuncio de fenómeno natural que pudiera asomarse al territorio; la preocupación es real, vivir en la incertidumbre no es vida, daña en todos los sentidos, impacta nuestras emociones, afecta el desempeño, la actitud, el ánimo, vivir con miedo cimbra a la población y golpea la productividad.

 

 

Suponiendo que las cosas no pasaran a más, el daño en este 2010 ya está hecho, es evidente la contracción económica que existe, la afectación al campo es palpable por mencionar solo ese sector, tenemos más de dos meses con el Jesús en la boca, ¿qué se puede esperar de una población que se desarrolla entre angustias, miedos, frustraciones, desconfianzas e incertidumbres en vez de estar ocupándose del desarrollo y la competitividad, del crecimiento y la transformación? Y a este año habría que sumarle los otros tres de pesadilla donde hemos sobrevivido, donde se ha visto y escuchado de todo: denuncias de corrupción, impunidad, negligencias, incapacidades, dobles discursos, cinismos, contradicciones, errores, justificaciones, promesas y omisiones.

 

 

Hoy de nueva cuenta estamos inmersos en la tragedia del agua, ¡¡¡que paradoja¡¡¡ cuando el agua es vida, cuando deberíamos aprovecharla al máximo en la temporada de sequía, cuando la actividad en el campo debería de regirse por el riego, cuando se podrían tener alternativas para canalizar los miles de millones de metros cúbicos que pasan por Tabasco a otras zonas del país donde carecen del líquido y en cambio toda esa cantidad se desperdicia, no solo no se aprovecha y en la seca nos morimos de sed, sino que se nos revierte al no utilizarla adecuadamente; que si la culpa es de la CFE, que si el Gobierno Estatal no ha sabido levantar la voz, que si la oposición no se suma, que si el Gobierno Federal no ha cumplido, que si Conagua no está haciendo lo que le corresponde, que si se está lucrando con la inundación, etc. Lo verdaderamente grave del caso es que seguimos igual o tal vez peor que en 2007, esperando el desastre, dedicando esfuerzos a superar la emergencia anual y mendigando recursos para medio reconstruir mientras en otros lados están concentrados en seguir creciendo.

 

 

 

 

Cuando las autoridades han tenido tiempo y dinero para hacer las cosas y han fallado, cuando han incumplido sus promesas, solo nos queda a los ciudadanos asumir la responsabilidad porque se nos acaba el tiempo, estamos comprometiendo nuestro presente y futuro; cuando se ha perdido la credibilidad de los gobernantes, solo nos resta actuar como ciudadanos y exigir cuentas, recordemos que no nos hacen un favor, son empleados del pueblo.

 

 

¿Nos merecemos los tabasqueños y quienes vivimos en esta tierra vivir de tragedia en tragedia?, ¿nos han quedado a deber las autoridades en quienes depositamos nuestra confianza?, ¿nos hablan con la verdad?, ¿será cierto que quieren lo mejor para nosotros sus gobernados?, ¿no los han demostrado?. Les comparto que en estos 4 años me he involucrado mucho en el tema, he investigado, he visto y escuchado tantas cosas que me hacen cuestionarme ¿hacia donde vamos?, ¿hacia donde va Tabasco? Y la respuesta lamentablemente que me salta de inmediato es hacia el precipicio.

 

 

Rematando: ¿Estamos listos para cuando las aguas bajen? ¿seguiremos escuchando promesas?, ¿nos dirán de nuevo que vamos bien?, ¿qué llegó el momento del desarrollo de Tabasco?, ¿que ahora sí se está haciendo lo correcto?, si así fuera y no vemos un viraje en las acciones, tenga la certeza por la experiencia adquirida y los hechos a la vista de todos, de que nos aguardan aún grandes tempestades.