La distensión comercial entre México y los Estados Unidos, ejemplo de una 'estrategia: perder-perder'

 

Las relaciones comerciales, culturales, sociales y políticas no son nuevas; y es que, la vecindad obliga. Lo primero que habría que reconocer, es que no es un tema opcional, tampoco es algo nuevo y no se puede echar abajo por decreto.

 

 

Las relaciones socioeconómicas entre México y nuestro norteño vecino, son históricas, sólidas, necesarias; además no se pueden eliminar por decreto. Finalmente los tratados comerciales, los muros, las leyes, las hacen los gobiernos, pero es el mercado quien define las relaciones laborales, los salarios, los precios, la demanda, el consumo, los insumos, el desarrollo de cadenas productivas, etc.

 

 

Los mercados domésticos tanto de los Estados Unidos como de México, están profundamente conectados por infinidad de variables y en magnitudes significativas. Toquemos la variable empleo, en este tenor, un cálculo bastante próximo es que el equivalente al 10% de la población de México ha decidido vivir y trabajar en los Estados Unidos (legal o ilegalmente), y esta cifra crece cuando los censos se refieren a personas de origen mexicano. Es de considerar que las personas de origen mexicano de segunda generación, es decir, ya nacidos en los Estados Unidos, tienen dominio del inglés y acceso a la educación (en algunos casos hasta universitaria), lo que ha provocado que el poder adquisitivo de las personas de origen hispano se haya incrementado significativamente en los últimos años. Es obvio comentar que esta cantidad de personas y capacidades no solo representan fuerza laboral, sino capacidad de consumo.

 

 

 

 

En términos de balanza de pagos, estás relaciones implican, que variables de la cuentas nacionales de ambos países sean de vital importancia; en términos comerciales por ejemplo, Estados Unidos significa por mucho su principal mercado de destino para productos de fabricación nacional, es nuestro primer lugar en exportaciones; pero también para los Estados Unidos, México, históricamente ha estado entre los primeros 3 socios comerciales, siendo el primero en ciertos momentos e industrias. En el caso de las transferencias unilaterales de la cuenta corriente, también México tiene a Estados Unidos como su primer emisor de remesas y así en otras variables no menos importantes como los servicios factoriales y no factoriales y la Inversión Extranjera (directa e indirecta).

 

 

En este sentido, la distensión política, el encarecimiento de las relaciones económicas, y el que se concreten acciones económicas como la imposición de aranceles, solo desembocarían en el nada deseable resultado “perder-perder”.