La necesidad de redimensionar y transformar la política social en México

 

El piso social en México necesita ser mejorado; no solo la pobreza y la pobreza extrema se incrementan, sino que la clase media está camino a la extinción, hay una amplia franja de la población, que no tiene accesos a cuestiones básicas como educación, salud, internet e infraestructura. Dicho de otra forma, dadas las condiciones económicas y sociales, en México es sumamente complicado ascender en la movilidad social e incluso mantenerse.

 

 

Varios años de reflexión, nos permitieron hacer una analogía como se ve la necesidad de una política social eficiente. Imaginemos una fiesta de cumpleaños de un niño, de una “piñata” de cómo le decimos en México.

 

 

Hay una fiesta de un niño de 5 años, llegan 50 niños, en términos de equidad la mitad niñas y el resto niños, 25 y 25. Todos asisten con uno de sus padres, a casa del niño que cumple años. Obviamente, aunque los niños son más o menos de la misma talla y peso, hay diferencias físicas entre ellos, además hay unos 10 niños hermanos menores entre 6 meses y 3 años, hay algunos niños más que están enfermos, otros incluso con algunas discapacidad.

 

 

 

 

Ahora, pongamos dos escenarios:

 

 

En un primer escenario, el cumpleañero se une a unos cuantos amigos y abusando de la condición de que es su fiesta y es en su casa, opta por quedarse con todos los dulces, pero además su mamá, que es quien debería poner orden, se alía con su hijo y le facilita, que se quede con todo, incluso le ayuda a tal acción. ¿Cuáles serían las consecuencias? Unos pocos se quedarían con todo con la complicidad de quien debió poner orden y promover mínimamente la equidad y un piso de beneficio común.

 

 

Ahora supongamos un segundo escenario, partiendo de que la mamá del niño de la fiesta, sabe que debido a la diversidad de condiciones no todos tendrán acceso, por lo tanto, decide repartir una bolsa generosa con dulces y dejar la piñata para que compitan con su contenido. Esto generaría que en principio que todos los niños asistentes aunque estén imposibilitados para participar y competir por el contenido de la piñata, tengan un beneficio base.

 

 

Está analogía pretende mostrar que, la competencia económica y el beneficio de la política social, son convergentes, pero también explica que la autoridad, el gobierno juega un papel fundamental en generar las condiciones para dicha competencia.

 

 

Por otro lado, confirma que la pobreza no es una decisión, es una condición; en ese escenario, ¿cómo se le puede exigir a un bebé que no camina, no sabe hablar, aún compita por la recolección de dulces de la piñata? ¿Cómo podríamos pretender, que una niña de 3 años compita en igualdad de circunstancias con un niño de 6 años?

 

 

Para la reflexión, es que es un sin sentido, que la política social genere nerviosismo en el ambiente de la política pública, por el contrario, debe redireccionarse, hacerse eficientemente y lograr que las condiciones mínimas de salud, seguridad y posibilidad de un ingreso mínimo, solo por un principio de justicia social.

 

 

Faustino Torres
Profesor Investigador, analista de temas económicos y especialista en desarrollo regional