“La tormenta que se aproxima” (Parte 1)

Emmanuel Sibilla Oropesa
El agua no pudo detenerlos aunque algunos de los presentes se pronunciaron porque se suspendiera, eran las 9 de la mañana del domingo 27 de junio y llovía intensamente en la capital Tabasqueña;“Alex” la tormenta tropical se hacía sentir y como si fuera parte de un complot tenía a cientos de perredistas tratando de resguardarse de alguna manera en el Tomás Garrido lugar donde se reunirían para caminar y protestar.
 
Por un lado Adán Augusto entre broma e ironía platicaba con algunos la necesidad de cancelar, por el otro Marco Rosendo,“el vocero”, preocupado recibía las quejas de militantes que preferían no marchar para evitar mojarse, mientras, todos aguardaban la llegada del dirigente estatal, nadie se fue, al final todos caminaron.
 
Como si el dios Tláloc les hubiese dado una tregua dejó de llover, se asomó el sol y con los incipientes rayos se apareció Javier May, arribó 30 minutos después al lugar, se le vio de buen ánimo, contento saludó a algunos de los presentes y de inmediato los responsables del evento empezaron a organizarse para partir; sin embargo, los contingentes de Tacotalpa y Teapa no llegaban, se demoraron por las precipitaciones; Sánchez Cabrales al teléfono pidiendo tiempo contrastaba con las posturas del reaparecido Ojeda y de Adán que junto con otros más coreaban: “que empiece”, “ya vámonos”, “se está nublando de nuevo”, logrando el cometido aunque para suerte de quienes todavía se trasladaban se pudieron incorporar sin problemas a los inconformes.
 
De pronto una jugarreta de “Tláloc” desató de nuevo la lluvia y como si estuviera apagando un incendio extinguió el ánimo de los marchistas, el contingente empapado caminó disperso hasta que Rafael Acosta, “el de Cárdenas”, arrancó las consignas para que de inmediato los presentes recordaran el porqué se encontraban allí.
 
Núñez y May fueron dialogando en el recorrido ante la mirada de algunos que los observaron a lo lejos hasta que los inconformes con el Gobierno Estatal arribaron a plaza de armas, corazón político de la Entidad; justo ahí, un oreja daba cátedra del cálculo del grupo congregado para poder informar de inmediato a sus superiores: “cuando se llena la plaza entran 5 mil personas y está a la mitad” expresó; mientras la dirigencia y algunos miembros distinguidos del partido se dirigieron al entarimado para acomodarse, sin embargo, no todos lo hicieron, “el vocero” tuvo que llamar a los auto excluidos Gaudiano, Adán, Ojeda y Martínez que ya habían encontrado un lugar abajo y remarcarles que también ellos tenían su espacio “arriba”; dicho lo anterior se enfilaron hacia la tarima para compartir el momento cumbre con su dirigente.
 
Los discursos comenzaron, el primero en tomar la palabra fue el diputado Peralta en representación de los legisladores locales, ante la mirada de un desplazado Martínez, coordinador de la fracción que atento escuchó los planteamientos; le siguió el Profesor Lara que fue el elegido de entre los diputados federales; luego el Senador Núñez hizo uso de la palabra para que de inmediato el líder estatal del PRD, Javier May, cerrara los discursos de la protesta.
 
Rematando: May y Núñez fueron los más aplaudidos, de ahí el reaparecido Ojeda se llevó las palmas, abrazó, saludó, se dejó querer y dio cariño, fue un verdadero baño de pueblo, recordó su época dorada de candidato y por si fuera poco llevaba consigo el destapador tan afilado que hasta dijo que se sacrificaría de nuevo si se lo piden, sin duda fue a decirles: “No me den por muerto”.