Pasión Tabasqueña

 

Con el domingo de Ramos, inicia en el mundo el movimiento espiritual en torno al cristianismo conocido como triduo pascual. No es un acontecimiento religioso a secas. Es el recordatorio vivo y actual del panorama que le tocó vivir hace dos milenios al más admirado de los hombres, llamado Jesús, conocido como el Nazareno; para subrayar su origen humilde y de brotes continuos de inconformidad contra la injusticia de los romanos y el abuso de la teocracia impuesta por los mismos judíos.

 

 

La teología política señala que la muerte de Jesús está envuelta en clarísimas muestras de impunidad, falsos testimonios, tortura, tergiversación. El procurador se "lava las manos". El proceso religioso y el proceso civil: La destrucción del templo, autonombrarse hijo de Dios y oponerse al pago del impuesto al César (seductor, sedicioso del pueblo). Los evangelios dan noticia hasta la saciedad que este judío “marginal”, fue condenado injustamente: el justo de Dios, el inocente, el varón de dolores, el cordero de Dios.

 

 

 

 

Siglos atrás otro gran hombre, de origen griego, sufría acusaciones infames y se le condenaba a la cicuta. La muerte de Sócrates antecede y prepara las condiciones en el mundo griego, para comprender y acoger la muerte de Jesús, como una revolución de la inteligencia contra el poder (griego, romano, judío o de donde venga), la sabiduría frente la ignominia, la razón frene a la ausencia de ella, la luz frente a las tinieblas.

 

 

 

 

Cuando las crisis de los sistemas sociales atropellan la dignidad del hombre, cuando la tortura no sólo se practica sino que se institucionaliza, cuando los migrantes mueren en su intento de alcanzar mejor vida, cuando los gobernantes, sus esposas y familiares, se regodean de poder enriqueciéndose impunemente, cuando el terrorismo mata de verdad, cuando la corrupción y la desigualdad hacen opulones a la par de cinturones de miseria, cuando la “religión oficial” cierra los ojos, guarda silencio o se hace cómplice; es cuando aumentan los crucificados y las cruces de la historia.

 

 

 

 

Tabasco ha sufrido de esto y más. Por ello no es de extrañarse que en estos días, lo religioso va a la alza. Dios atrae con su poder (la del perdón) a quienes desean verse liberados de las cruces pesadas de la vida. La religión no es sólo un acto de piedad, sigue siendo, un elemento explosivo que alimenta la conciencia colectiva: bajar de la cruz al que sufre y dejar que Dios actúe, para poner en su lugar al malhechor, desenmascarar su inhumanidad y sí, por más difícil que nos resulte creerlo, también salvarlo. El malhechor también tiene ocasión de recapacitar y ordenar su vida. El ladrón, asesino y el corrupto (representados en Dimas y Gestas a lado de Cristo en la cruz), si se arrepiente, puede acceder a este don. Esa es la buena noticia de todo esto: el quiere salvar a la víctima y al victimario. ¿De locos no?

 

 

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