Droga era introducida a México por el AICM, asegura testimonio en juicio de García Luna

¡Y siguen las revelaciones! Durante la audiencia del juicio que se le sigue al ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, el testigo dio a conocer la forma en que dejaban introducir los cargamentos de droga al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).

En esta ocasión, Raúl Arellano Aguilera, ex agente de la Policía Federal, y quien estuvo asignado al AICM, dijo ante el juez que él vio cómo un “grupo especial” integrado por compañeros de la corporación, introducían a la terminal aérea la droga y mercancía ilegal.

Indicó que cada una o dos semanas se daba por radio una “extraña orden” denominada “45 por 32”, que significaba quedarse al pendiente en sus posiciones, pero sin hacer detenciones ni inspecciones, y que era justo en ese momento que los agentes de la Policía Federal desaparecían de manera sospechosa.

Más tarde, se contó como testigo a Israel Ávila, quien era un agente de bienes raíces y se convirtió en contador del Cártel de Sinaloa, y comentó que una vez le preguntó al ex narcotraficante Mario Pineda Villa, alias “El MP” si trabajaban para García Luna, a lo que este le respondió: “No… Estás equivocado. Ni tú ni nosotros trabajamos para García Luna. Él trabaja para nosotros”.

Asimismo, reveló que como llevaba la contabilidad de los Beltrán Leyva en un Excel, dijo que en la “narconómina” estaba García Luna, a quien dijo, le apodaban “El Tartamudo” o “El Metralleta”, y que los encargados de pagarle los sobornos eran Arturo Beltrán y “El Rey” Zambada.

También dijo recordar que aparecían otros funcionarios, entre ellos el secretario de Seguridad Pública de Morelos, cuyo nickname de registro era “el de los cuernos”, quien, por la fecha, se trataría de Luis Ángel Cabeza de Vaca.

Israel Ávila confirmó que en el operativo para detener a “El Rey” Zambada” participó gente del Cártel de los Beltrán Leyva disfrazada de policías y que para evitar que se lo fueran a cambiar por otra persona, a él le ordenaron contactar a un periodista que trabajaba para la organización criminal para filtrarle la fotografía y la noticia de la captura de “El Rey”, a fin de que este la difundiera; sin embargo, no dio el nombre del comunicador y el fiscal tampoco se lo preguntó.