La crisis de corrupción del sistema financiero internacional

El sistema financiero desempeña un papel fundamental en la economía de cualquier país, sin embargo en México y otras partes del orbe, han significado estructuras oligopólicas controladas por un puñado de poderosos que motivan la concentración de la riqueza más que la competitividad de los mercados. El caso del Sistema Financiero Mexicano, destaca desde hace varias décadas por su falta de competitividad, que se refleja en organizaciones usureras que pagan tasas tendientes a cero al ahorrador y cobran altos intereses a los pocos que logran acceder a los créditos.

Por mucho tiempo se ha generado suspicacias respecto de la corrupción que existe en el sistema financiero; se destaca la falta de apoyo en las inversiones (principalmente de las PyMEs). En México es más fácil adquirir una tarjeta de crédito y que llegue hasta la puerta de tu casa sin necesidad de pedirla, que obtener recursos para invertir como microempresario. Los bancos se han destacado por impulsar el consumo, más que la inversión. 

Por otro lado, a pesar de que el Banco de México hace lo necesariamente posible por mantener la estabilidad de las tasas de interés a niveles relativamente bajos, los créditos que ofrecen las instituciones financieras han sido limitados y excesivamente caros. Varios analistas opinan que la única forma de obtener un crédito en México es que el cliente “demuestre que no lo necesita”, esto haciendo un sarcasmo de la cantidad de requisitos y garantías para poder obtenerlo.

En el ámbito internacional, los escándalos financieros han abundan. En Estados Unidos, el Banco Merrill Lynch considerado el mayor del país, generaba bonos millonarios y gastos excesivos en la administración mientras se le proporcionaba un rescate financieros por la crisis de la gran recesión del 2009. En México se dio el rescate bancario a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) en 1995, un hecho doloroso para la sociedad con alto grado de corrupción, de polarización social y política que costo el 14.5% del PIB nacional y que beneficio de manera directa a los accionistas bancarios. Hubo bancos y ahorradores quebrados, pero banqueros multimillonarios.

En la actualidad, el sistema financiero internacional, vuelve a la silla de los acusados, destacando evidencias de corrupción y una estrecha relación entre el poder político que es omiso ante un sistema financiero utilitarista que lo único que le interesa es acumular riqueza, favoreciendo a grupos de empresarios, redes criminales, políticos y operadores de actividades ilícitas. 

Hace unos días se filtraron archivos en Estados Unidos que revelan evidencia de lavado de dinero para empresarios europeos, las transacciones de fondos ilícitos dieron la vuelta al mundo e involucran a entidades como JP Morgan o HSBC. En México se lavaron 5.5 mil millones de dólares con origen de 7 países de América y Europa, operaciones realizadas entre el 2010 y 2016, periodo que comprende los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

Atacar la corrupción sigue siendo un problema principal de preocupación para los organismos normativos, los reguladores financieros y el público en general. Debido a la naturaleza interrelacionada del sector financiero con el gobierno, la corrupción tiene complicaciones sistémicas que impiden el estricto funcionamiento del mismo.