La hipersexualidad, otra consecuencia de la pandemia

La hipersexualidad, otra consecuencia de la pandemia
Foto: Engyn Akyut en Pixabay

El confinamiento ha hecho que las personas enamoradas experimenten el amor de diferentes maneras. El convivir más tiempo del habitual con la pareja, para muchos ha sido una buena experiencia e incrementaron esos sentimientos de placer, de gusto por estar juntos y el deseo sexual se ve satisfecho. Para otros el Covid-19, les ha hecho una mala jugada, puesto que al tener que compartir tiempos y espacios, aparecieron las malas actitudes, las peleas, la desaprobación y los conflictos de pareja. Los motivos son diversos, lo que detonó fue el no disfrutar su cercanía. Para los novios el no poderse ver personalmente les causó dolor, angustia y tristeza, apareció la desesperación y buscaron la manera de verse, aunque fuera por breves espacios. Otros, se dieron cuenta que su relación amorosa no era tal, y mejor cortaron aprovechando la sana distancia. Sin embargo, es sabido que, en la pandemia, muchas parejas se embarazaron. Algunos si planearon y desearon su embarazo y lo hicieron por amor, por el deseo de tener un hijo, otros se embarazaron por descuido y algunas por abuso y violación. 

La Comisión Nacional de Población en México, estimó que habrá 21,575 embarazos adicionales al promedio de adolescentes durante la epidemia, al dejar de acudir a los servicios de salud sexual y reproductiva por temor a contaminarse del coronavirus, y porque las menores de 10 a 14 años son las más expuestas a sufrir violencia sexual por parte de un familiar o una persona cercana en el confinamiento. Otras 120,144 mujeres mayores de edad y en etapa reproductiva quedarán embarazadas por la misma causa. Esa es una proyección que no había sido considerada en estimaciones previas. Son muchos los niños y adolescentes que navegan por Internet cada día… y que ven multitud de contenido no apto para su edad. 9 de cada 10 niños y 6 de cada 10 niñas se exponen a la pornografía en Internet antes de los 18 años. La policía italiana registró una disminución de la edad promedio de las víctimas: en lo que va de este año, los más afectados son los menores de entre 10 y 13 años. La primera visualización de contenido pornográfico es sobre los 12 años. Además, nada menos que el 71% de los adolescentes intentan ocultar esta actividad a sus padres, por ejemplo, borrando el historial de navegación. En la actualidad, y durante la pandemia del coronavirus, las estadísticas se han disparado, tanto así que ha habido peticiones para cerrar varias páginas web de pornografía de acceso gratuito durante este periodo de cuarentena. Las descargas de pornografía subieron un 25% en unas semanas. 

La pornografía hacer ver a los adolescentes una realidad que no existe. Piensan que lo que ven en las películas pornográficas es la realidad en una relación sexual normal y les hace tener un pensamiento distorsionado de lo que en realidad son las relaciones sexuales saludables. En la pornografía se muestra el papel de la mujer como sumisa en las relaciones sexuales, a la que se le puede degradar y donde el único objetivo final es el placer sexual masculino. Un grave error ante la realidad que también puede afectar directamente a las relaciones afectivas de los adolescentes. En muchos hogares la pornografía o las relaciones sexuales siguen siendo un tema tabú y algunos padres no conversan con sus hijos adolescentes sobre lo que significa tener una relación sexual saludable. Entonces, los adolescentes buscan información por Internet o en las películas pornográficas, pensando que lo que ven, es lo que deben imitar en la realidad. Es un grave peligro social, puesto que, sin una buena información sexual de base, los adolescentes corren riesgo de embarazos no deseados y de contraer enfermedades de transmisión sexual, por ejemplo. Creen que lo que ven en estas páginas web pornográficas es lo normal en una relación romántica, dejando de lado lo que importa en realidad y es el fundamento en una relación afectiva: amor, cariño, afecto, igualdad, comunicación, complicidad, etc. 

Los adolescentes tienen este material demasiado “a la mano”, ya no solo en páginas web pornográficas, sino que parece un tema normalizado en películas o cualquier otro contenido televisivo. Es deber de los padres, seguir pautas para que sus hijos no consuman material pornográfico. Tengamos en cuenta que la mente del adolescente aún está en desarrollo y ver pornografía puede generar confusión en cuanto al tipo de prácticas sexuales saludables en las relaciones íntimas e incluso a su rol dentro de las mismas. Son contenidos explícitos violentos y con desigualdad de poder. Aparecen conductas machistas y denigrantes hacia la mujer, pero también se idealizan los cuerpos perfectos, se simplifica el placer sexual y además potencia conductas de riesgo (como no usar preservativo o tener relaciones sexuales con muchas personas al mismo tiempo). Los adolescentes pueden sentir vergüenza por ver pornografía, pero también pueden intentar recrear aquello que han visto en la pantalla en la vida real, creyendo que es la forma correcta de mantener y disfrutar de las relaciones sexuales. Los adolescentes aún no tienen ni la madurez ni la experiencia suficientes como para poder entender que este tipo de acciones no son válidas dentro de una vida sexual saludable. Se desorientan durante esa fase de desarrollo de su personalidad, momento crítico en el que aprenden a manejar su sexualidad, además la edad en que son más vulnerables a la incertidumbre sobre sus creencias sexuales y valores morales. El material de Internet sexualmente explícito aumenta las incertidumbres sobre la sexualidad entre adolescentes, además su exposición aumenta las actitudes favorables hacia la exploración sexual con otras personas fuera del matrimonio y disminuye el compromiso matrimonial con el otro cónyuge 

Los adolescentes expuestos a altos niveles de pornografía tienen niveles más bajos de autoestima sexual. El alto consumo de pornografía en los adolescentes también afecta el comportamiento. El uso de la pornografía masculina está relacionado con un aumento significativo de las relaciones sexuales con amigos no romántico, sin valores, como consumo sexual que utiliza a la otra persona como un objeto. Sexo, sin nada más implícito en este tipo de relaciones. También existe una relación significativa entre el uso frecuente de pornografía y los sentimientos de soledad, incluida la depresión mayor. El consumo frecuente de pornografía altera el cerebro de manera similar a las alteraciones neurológicas de los adictos a la cocaína, el alcohol y las metanfetaminas.   

El encierro al que obliga la pandemia influye, porque aumenta el ocio de muchas personas que permanecen en resguardo y tienden a buscar en la pornografía, el placer que no encuentran, pues el aislamiento hace que se acaben las alternativas de actividades. Al estar más a la mano las redes sociales y las páginas, recurren a prácticas más placenteras y la pornografía es una de ellas porque genera placer, así como las redes sociales y los videojuegos.  

La epidemia silenciosa de la pornografía, va haciendo estragos tanto en adolescentes, jóvenes y adultos que la frecuentan, como en las familias que la sufren. La pornografía ha pasado de ser un elemento marginal, de una industria sin alma, a ser un fenómeno presente en una juventud que se relaciona entre sí a través del móvil, con acceso 24 horas a internet, y en la propia industria audiovisual que la introduce en las series y películas, tratando de normalizar, irresponsablemente, lo que antes era exclusivo o adjudicado a los depravados. 

La fuente principal de información afectivo sexual debe venir de los padres, siendo la referencia más directa, además de abrir la comunicación en este sentido con los hijos, para dar pie a un posible diálogo, y evitar que los adolescentes aprendan sobre las relaciones sexuales, el embarazo y el control de la natalidad por lo que ven en televisión o Internet. Para ello los padres, además de hablar, deben controlar los contenidos que ven sus hijos, pudiendo restringir diferentes sitios webs. 

En este periodo hay un incremento de los delitos de pornografía infantil y los de chantajes sexuales a menores. Según los datos a los que tuvo acceso BBC Mundo, entre el 1 de marzo y el 15 de abril de 2019 en Italia se denunciaron 83 delitos por crímenes relacionados con la pornografía infantil en línea. Muchas de las alertas que llegan a las policías de todo el mundo provienen del Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados con base en EE.UU. En ocasiones como ésta donde se permanece en casa, siemprenotamos un incremento de nuevos videos de abusos y el aumento de casos de grooming", es decir, la treta con la que se engaña al menor para que acceda a realizar actividades de contenido sexual. 

La mejor solución para que los adolescentes puedan tener una buena salud sexual en el futuro y disfrutar de relaciones saludables con sus parejas, es la educación familiar, y cuanto antes mejor dentro de la etapa de la adolescencia. No es tan importante prohibir como informar. Los padres deben hablar con sus hijos con honestidad, confianza y sobre todo, con una mente abierta con la que se sientan cómodos para responder a las preguntas que sus adolescentes quieran hacerles. De esta manera se podrá evitar que los hijos sientan miedo o vergüenza en cuanto a mantener este tipo de conversación con sus padres. La naturalidad es clave en todo esto. 

De esta manera, los adolescentes sabrán qué es aceptable y qué no lo es, tanto en sus relaciones afectivas como en sus relaciones sexuales. Estar informados, formados y preparados, nos da herramientas para vivir mejor y saber lo que queremos, y éste es un tema que se debe abordar con naturalidad en el seno de la familia. Los psicólogos con formación en el área de la sexualidad, les podemos apoyar. 

Psic. Sara Leticia Campos Chavolla Av Méndez 1110 Torre Médica Segundo Piso Tel 9933141178  y  Cel 9931498830 



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