Gobiernos que piden perdón por "atrocidades" del pasado no se debilitan: Sheinbaum
La presidenta encabezó la conmemoración de los 700 años de la fundación México-Tenochtitlán
- Candelario Osorio León
- Julio 26, 2025 - 05:36 p.m.
- NACIONAL

Al conmemorar los 700 años de la fundación México-Tenochtitlán, la presidenta Claudia Sheinbaum insistió en que se debe pedir perdón a los pueblos indígenas por las "atrocidades" durante la etapa de la Conquista.
En un magno evento en el Zócalo capitalino, donde estuvo presente la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, la mandataria federal destacó la herencia y el legado de nuestro país.
Sostuvo que reconocer a Tenochtitlán no es hablar de un pasado muerto, sino por el contrario, "es hablar del pulso vivo que late bajo la ciudad capital, pero también en palabras, comida, costumbres, grandeza cultural e identidad".
"Hoy más de 500 años después de aquella invasión la 4T mira de frente y con orgullo a nuestra historia, no para dividir, sino para comprender, no para odiar, sino para sanar la memoria, y en ese proceso, en ese esfuerzo para recuperar nuestra raíz, la Cuarta Transformación que inició con fuerza y tesón el pueblo de México ha abierto un nuevo capítulo.
"No es casual que uno de los pilares fundamentales sea el reconocimiento de los pueblos originarios, por primera vez el Gobierno de México ha puesto en el centro a quienes fueron históricamente relegados, por primera vez se ha revindicado su lugar, su tierra, su agua, su cultura, su palabra, sus derechos elevados a rango constitucional y ha otorgado perdón por atrocidades del pasado, a los pueblos mancillados, reconociendo la profundidad de la palabra justicia", expresó.
Manifestó que los gobiernos que tienen el valor de pedir perdón por las "atrocidades" del pasado que marcaron su historia no se debilitan, sino que se reconcilian consigo mismos y crecen con una libertad que sólo otorga "la verdad profunda".
"Recuperar el legado de Tenochtitlán no significa vivir en el pasado, significa reconocernos en él; significa entender que lo que somos hoy, nuestra forma de hablar, de comer, de mirar al mundo, está profundamente marcado por esa historia, y que sólo podremos avanzar como nación si caminamos con esa memoria, con ese orgullo, con esa fuerza.
"Por ello, debemos entender que erradicar el racismo no es una opción, es una necesidad y una obligación para construir una sociedad justa, incluyente y digna para todas y para todos", aseveró.
Agregó que hoy, Tenochtitlán no sólo vive en las piedras del Templo Mayor, en el Calendario Azteca, en la imagen de Tláloc o en la piedra labrada con la Coatlicue, sino en los barrios de Iztapalapa, en los pueblos de Tlalpan, en las mujeres que enseñan la lengua a sus hijos, en los jóvenes que levantan la voz contra el racismo, en los campesinos que aún siembran como lo hacían sus abuelos y que también "vive también en el corazón de un México que ha decidido no olvidar".
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