¿Qué aprendizaje nos dejará el coronavirus y el confinamiento?

¿Qué aprendizaje nos dejará el coronavirus y el confinamiento?
Foto: Carabo Spain en Pixabay

Cada uno de nosotros tendrá mucho que analizar y platicar luego del impacto y el cambio de vida que nos ocasiona este nuevo virus derivado de una mutación. No ha pasado el peligro de contagio, la amenaza sigue latente y tendremos que adaptarnos a vivir defendiéndonos de él, previniendo y siguiendo medidas sanitarias. Esperamos que pronto se descubra, se elabore, se distribuya y se aplique una vacuna. También ansiosamente anhelamos que se fabrique un medicamento efectivo que nos cure en caso de ser contagiados. Mientras tanto saldremos a vivir la nueva realidad a la que se le denomina "nueva normalidad".

Vale la pena analizar lo bueno y lo malo que nos deja el periodo de confinamiento que nos sacó de lo cotidiano y nos llevó a vivir con restricciones, con cambios, en grupos pequeños o en un ambiente familiar.

Lo bueno 

Si vemos el lado amable de la pandemia y sus efectos, sacaremos algunas conclusiones que pueden enriquecernos durante el tiempo al que llamamos cuarentena, sin que ello implique que sean 40 días de manera literal. Este tipo de cambios, nos generó la vivencia de diversas crisis, sin duda los efectos de ellas se irán manifestando durante meses o incluso, años.

Por el momento nos enfocaremos a el aprendizaje desde el punto de vista conductual.

Podemos hacer conjuntamente, un análisis con un enfoque inicialmente personal y darnos cuenta de que este evento nos lleva a reestructurar los pensamientos sociales. Debemos reflexionar en el actuar de los demás y en el nuestro. Algunos con facilidad se adaptaron a vivir en estado de zozobra sin gran problema, pero otros incluso, se sintieron inadaptados. Esa dificultad para aceptar estos hechos que no están bajo nuestro control ni son causados por nosotros, los mexicanos, nos estresaron. Algunos han vivido depresiones, ansiedades y desorganización de pensamientos. Otros han buscado la forma de vivir el momento haciendo lo que pueden o tienen que hacer sin mayor complicación. Sin duda tuvimos que mejorar nuestro repertorio de conductas afectivas. Nos volvimos más expresivos, comunicativos y cariñosos. En los momentos de tensión, también hay reacciones irritables, pero el balance nos deja un saldo favorable según el decir de muchos que se manifiestan sobretodo en redes sociales. 

Se tuvieron que establecer reglas de convivencia, hábitos y rutinas que ayudan a la regulación. El ritmo diario de obligaciones cambió. Aumentó el tiempo de ocio. Algunos aprovecharon momentos largos para aprender un poco más sobre tecnología y el manejo de herramientas de comunicación para socializar, estudiar, vender y trabajar online.  Aumentó también el tiempo de convivencia entre hijos, padres y hermanos.  Valoramos la falta que nos hacen los familiares y amigos y apreciamos más que nunca el tener cerca a nuestros seres queridos y poder abrazarlos. La calidad de la comunicación que establecemos con ellos ha mejorado. Eso es aprender y reforzar nuevas habilidades adaptativas.

Nos dimos tiempo para la introspección y revisión interior, para conocernos y brindarnos atención.

Tiempo para realizar actividades de cuidado personal. Apoyamos en tareas didácticas a los niños. Hubo tiempo para descansar. Aprendimos, aunque sea un poco algo nuevo, como un idioma, a tocar un instrumento, leímos un poco más, cocinamos, aprendimos a cortar el cabello, a cuidar nuestra piel, a probar nuevos maquillajes, y hasta escribimos un diario con nuestras vivencias. Hicimos limpieza de closet, revisamos documentos, limpiamos bodegas y abrimos espacios.

Tratamos de alimentarnos mejor y de reforzar nuestro sistema inmunológico con complementos y vitaminas. También aprendimos sobre la importancia de estar en buena forma, porque el virus ataca con más agresividad a quienes son obesos, hipertensos, diabéticos o asmáticos. 

Estuvimos al pendiente de la información en las noticias y compartimos. Aprendimos mucho sobre el virus, sus características, medidas sanitarias y desgraciadamente hemos seguido también las notas que nos hablan de defunciones y pérdidas.

Lo malo

Para algunas personas, las adicciones pueden ser una forma de afrontar la ansiedad y el estado de ánimo bajo. En algunos casos, ya había conductas adictivas antes del confinamiento, y en la mayoría estas se mantienen; en otros casos, algunas personas habrán desarrollado adicciones como secuela del confinamiento.

Los conflictos familiares y de pareja, también se han presentado en muchos hogares como consecuencia de la convivencia bajo estrés, donde las divergencias se presentan y los desacuerdos provocan discusiones, pleitos y hasta separaciones.

Los problemas económicos son una grave consecuencia debido a que muchas personas sufrieron la pérdida de su trabajo o empresa, el recorte de su sueldo, el cierre de su empresa o comercio. Ello genera incertidumbre, tristeza y preocupación.

La autoestima de muchos se ha visto afectada por sus pensamientos de impotencia y autorreproche. Muchos se quejan de aumento de peso lo que afecta su figura. Algunos no tienen el ánimo para arreglarse un poco, peinarse y vestirse como lo hacían al salir a las diversas actividades.

Las familias que han tenido decesos, sufren el duelo, esto genera reacciones psicológicas complejas. Viven la pérdida de algo (un ser querido, el trabajo, pérdida de salud, etc.). Es posible que algunas personas desarrollen algún factor de riesgo que complique este proceso, como no poder despedirse de su familiar o amigo; una muerte inesperada; la combinación de distintas perdidas; un despido laboral; etc., lo que complica aún más su equilibrio mental.

El daño 

En lo referente a las consecuencias negativas del confinamiento, se ve un aumento en las afectaciones psicológicas. Los especialistas en la materia hemos detectado diversas alteraciones emocionales como enfado, irritabilidad, tristeza o ansiedad y conductas oposicionistas desafiantes

Las personas muestran dificultades en la regulación emocional y conductual. A la mayoría les ha afectado la falta de actividad motriz al aire libre Se observa una gran necesidad de interactuar con los demás. La incertidumbre provoca malestar. Las emociones principales en este polo negativo son el miedo, la ansiedad, la ira, la rabia, la impotencia, el rechazo y la tristeza por la soledad, el duelo o el sufrimiento.  Todo ello contribuye en alguna medida a la debilidad del sistema inmunológico. Los efectos psicológicos negativos pueden presentarse a corto y largo plazo, aunque también puede ocurrir que algunas personas, no sufran problemas significativos. También habría casos en los que los síntomas tardarían en manifestarse.

En algunas personas observamos mayor consumo de comida, de alcohol, o mariguana, pero, desafortunadamente son reacciones del organismo ante una situación estresante. En el caso que estamos viviendo se produce un estímulo estresante que se prolonga en el tiempo y, por tanto, el estrés se va acumulando. Puede ocurrir que, cuanto más se alargue, más se altere el estado de ánimo. Las experiencias vividas durante la emergencia sanitaria pueden influir en la capacidad de cada persona para procesarlas; en algunos casos, pueden desbordarse y generar impotencia o incapacidad de afrontamiento.

El apoyo 

Recurramos a la fe, pues es un modo de relacionarnos con Dios desde nuestra indigencia y desde la confianza. Jesús practicó la petición y oración como lo vemos en el Padrenuestro. La iglesia está llena de oraciones de petición. Aunque la fe cristiana no proporciona la solución médica, si ayuda a afrontar la pandemia, porque genera, sostiene y alimenta virtudes necesarias para superarla.

La ayuda psicológica es obligada debido a el caos emocional que genera en nosotros un evento que nos sacude y nos tiene entre la vida y la muerte. Cuentan con mi apoyo y estoy para servirles.

Psic. Sara L. Campos Ch. Torre Médica 1110 segundo piso Tel 9933141179 Terapias Online 9931498830




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