
La familia sufrió severos deterioros en sus raíces y tradiciones en los últimos años. La situación de empobrecimiento de la mayoría de los hogares mexicanos empujó a diversos miembros de la familia a la urgencia de trabajos. Hay menos tiempo para los hijos. Empleos mal pagados y sin seguridad social. El Estado era un empleador seguro, por ello muchos buscaban un trabajo en el gobierno, una palanca, algo que los amparara ante las nuevas reglas laborales. El estrés al que se ha sometido a la institución familiar ha generado dinámicas de ansiedad, angustia, malhumor. En los supermercados ya no se utilizan vales de despensa o efectivo como antes, sino plástico.
La mayoría de las familias han contraído deudas con tarjetas de crédito, tiendas como Elektra y Coppel, Liverpool y hasta en el Palacio de Hierro, las familias han generado deudas impresionantes. Los servicios públicos como la luz, agua, prediales han acrecentado rezagos por incapacidad de pago. Por otra parte los miembros de la familia hoy se ha hecho dependiente del celular y el internet. Los gastos por este concepto son altos. Ya ni hablar de uniformes, escuelas y gastos de educación. Enfermarse está prohibido. Vivimos en México una profunda insatisfacción emocional en torno a la familia. La gran perdedora de las políticas neoliberales de los últimos sexenios, ha sido la familia. En este contexto, no es viable construir una dinámica familiar armoniosa, plena, integrada, comunicativa. Ese era el paradigma DEL ESTADO DE BIENESTAR.
Imaginemos que según las promesas electorales de los candidatos, México será competitivo y de bonanza plena. Según esas promesas la familia mexicana superará este trance y alcanzará su mejor momento. Seremos familias con comodidades. Es un error cimentar la familia en esa dinámica.
Resulta que en el mundo está siendo muy aceptada la “TEORIA SUECA DEL AMOR”, según la cual, el paradigma de la “unidad familiar”, entra en crisis cuando todos sus miembros alcanzan la plenitud de bienestar. Todos se encuentran cómodos, han alcanzado la autonomía económica, la libertad de gastar, invertir, moverse a placer. Ese es el camino equivocado. La teoría sueca del amor, nos hace mirar en una realidad documentada, lo que sucede cuando se alcanza la AUTONOMÍA de cada miembro de la familia. Suecia ostenta los mejores niveles económicos del mundo, de educación, salud y cultura; pero no es una sociedad feliz.
Erick Gandini nos lleva de la mano para descubrir cuál es el motor que nutrirá la familia del futuro, para que no se desmorone precisamente por la falta de calidez humana –fundamento de toda familia-: la solidaridad con los más necesitados y el sentido de COMUNIDAD. Individuos capaces de socializar. Según este paradigma es imprescindible aprender a hacer comunidad, a construir comunidad, a vivir como una comunidad, respetar a la comunidad. Quien aprende a vivir en comunidad fácilmente construye familia.
De no perderse el documental de la TEORIA SUECA DEL AMOR. Para el futuro de la familia mexicana, más allá de sus creencias religiosas, es imprescindible que cada miembro sea autónomo, capaz de socializar y profundamente solidario con causas humanas de compasión. Si queremos derrotar la depresión y la soledad que viven muchas personas en sus propios hogares, conviene dirigir nuestros esfuerzos como sociedad en torno a crear comunidad. Comunidades de trabajo, comunidades de afinidades religiosas, comunidades de estudio, comunidades políticas, comunidades de descanso. La dialéctica individuo-comunidad es el camino de formación para los infantes de hoy: ser individuos fuertes, autónomos, libres, que viven en comunidad, la valoran y la respetan como una máxima ética. Parece que la unión familiar y la felicidad de sus miembros, tal como la entendíamos hoy, cambió sustancialmente.
En el documental, el filósofo Zygmut Bauman nos dice que precisamente dentro la familia es donde aprendemos a superar las dificultades y en eso consiste la felicidad. Contrario a lo que pensamos actualmente, esta felicidad se pierde, cuando “crecen las comodidades”.
El papa Francisco lo dijo de una sencilla manera: hay que educar a los hijos, con un poco de frío y un poco de hambre. Quien hace de esta una pedagogía de vida en familia, más aún, una espiritualidad; seguramente encontrará en su familia más satisfacciones que frustraciones. Francisco sostiene que el rol de la MADRE, es central en la familia: “ella sabe testimoniar, incluso en los peores momentos, la ternura, la dedicación la fuerza moral”. Más motivos para amar y ser amado eso es esencialmente la finalidad de toda familia Felicidades a todas las madres, incluyendo a la mía; que sí tengo.
Mtro. Roberto Valencia
Filósofo y Teólogo
www.parroquiadesanmarcos.com
Documental sobre la teoría sueca del amor
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