‘México en el mundo: una nueva política internacional lejos de la tecnocracia’

‘México en el mundo: una nueva política internacional lejos de la tecnocracia’

 
México ha asumido históricamente sólidos liderazgos en el ámbito internacional a lo largo de la historia. Desde la época prehispánica, las culturas mesoamericanas se desarrollaron en diversas latitudes de lo que hoy es nuestro país. Mas tarde, en épocas de la colonia, el Virreinato de la Nueva España jugó un papel preponderante en el desarrollo colonial de todo América y durante los procesos de independencia en las primeras décadas del Siglo XIX se forjó un naciente país, que en diferentes momentos de su existencia nacional sería una referencia en toda América Latina.



No es ostentoso decir, que en el periodo comprendido entre la Revolución Mexicana hasta las primeras dos décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, México vivió complejos procesos en su conformación como país, pero procesos de crecimiento y desarrollo (incluido el llamado “milagro mexicano”), que le valieron ser un referente global de Latinoamérica en los entonces emergentes organismos internacionales. En aquellos tiempos se vivieron políticas de desarrollo hacia el interior, se crearon y forjaron instituciones y empresas estatales (algunas hoy vigentes), para después ante la coyuntura de la guerra, reenfocar la política de crecimiento hacia el exterior.

Ya en la segunda mitad del Siglo XX todos los que se formaron en los años 60’s 70’s y 80’s, vieron a México organizar unos Juegos Olímpicos, dos mundiales de fútbol, participar activamente en las primeras políticas de orden global y asistir concurrentemente a cada foro global que se celebraba. Así los mexicanos empezamos a familiarizarnos con nombres y siglas como Organización de las Naciones Unidas (ONU), Banco Mundial (BM), Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Fondo Monetario Internacional (FMI). Años más tarde, en plena globalidad, se añadieron nombres como Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización Mundial de Comercio (OMC), entre otras. Al tiempo que lo anterior sucedía, en el “México de las mayorías”, se forjaba una desigualdad creciente, fomentada por las “crisis sexenales”; la pobreza se incrementaba, los indicadores sociales se deterioraban y la economía que vivía crisis tras crisis, se estancaba. Así nuestro México contemporáneo, ya medido en los indicadores de competitividad del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés), caía de los lugares 30 a ubicarse entre los lugares 50 y 60.

Ubicándonos en a actualidad, ya en la transición de gobierno que México vivirá en los próximos meses y que muchos esperamos sea algo mucho más que un cambio de gobierno, surgen muchas preguntas respecto de la política internacional.

¿Qué lugar quiere ocupar México en el mundo? ¿Quiénes serán sus principales aliados? ¿Optará por la anhelada diversificación comercial o seguiremos privilegiando la dependencia de los Estados Unidos? ¿Qué rol jugaremos ante la América Latina de hoy?

Hasta hoy, existen apenas indicios de lo que se supondrá será fundamental para la diplomacia y las relaciones internacionales de México con el resto del mundo. Por las primeras acciones realizadas podemos discernir lo siguiente:

1. La mejor política exterior, es la política interior. Volver al enfoque del crecimiento y desarrollo internos, sin “cerrazón económica” y manteniendo en todo momento la apertura comercial.
2. Reenfocar la relación con los Estados Unidos, reconociendo la relación histórica, económica y social.
3. Implementar una política industrial, tecnológica, que sea base de una nueva y estratégica relación con el resto del mundo.
4. Reequilibrar la balanza comercial de México, no desde un punto de vista autárquico, pero si incrementando la productividad de aquellos sectores que han sido desplazados por la ausencia de la política pública.
5. Alejarse de los organismos internacionales tecnócratas, léase Fondo Monetario Internacional y sus recomendaciones técnicas.
6. Acercarse a organismos internacionales con enfoque más humanista y que atienden problemas torales como derechos humanos, pobreza, corrupción, etc.

México tiene hoy evidencia de la necesidad de reescribir y redireccionar su política internacional. Nuestro país está tomando la opción de alejarse de políticas tecnócratas, de economía neoliberal y de organismos internacionales devaluados, y no habría que alarmarse al respecto, finalmente hasta los principales precursores de la apertura comercial y la globalización hoy están dudando.

Faustino Torres
Profesor Investigador, analista de temas económicos y especialista en desarrollo regional

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