Con más de 33 años recibiendo a peregrinos, doña Caro es ejemplo de fe y devoción guadalupana

Los recibe con bebidas y alimentos que los ayuda a recuperar fuerzas para que continúen su camino

Con más de 33 años recibiendo a peregrinos, doña Caro es ejemplo de fe y devoción guadalupana

El llamado de la fe regresó a Puente Grande, Jalapa, Tabasco, como cada diciembre, desde hace más de 33 años, en los festejos de la Virgen de Guadalupe.

El domicilio de la señora Carolina del Socorro Reyes Torres se viste de banderines multicolores y un delicioso olor a tamales de olla.

Afuera, sobre la carretera, los peregrinos tienen una fiesta en honor a la morenita del Tepeyac y poco a poco ingresan al patio de doña Caro, donde los recibe con bebidas y alimentos que los ayuda a recuperar fuerzas para que continúen su camino.

Ella es un ejemplo de fuerza, amor, resiliencia y sobre todo de devoción por la Virgen de Guadalupe. Su iniciativa nació hace más de tres décadas luego de una peregrinación de la Virgen de Guadalupe

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"Y se admiraron. Nunca esperaron que en la carretera globos y cohetes y todo. Y se pararon. Y ahí pues le pedimos, lloramos. Mis hijos lloraban pidiéndole por su papá, los tres pegados ahí.

Parece tenía yo unas tortitas y le di, pero no alcanzó para nada, porque era un mundo de gente y así empezó la tradición por el milagro, porque luego fuimos el lunes a que le hicieran los estudios a mi esposo con varios doctores y y no, que estaba funcionando el riñón al 100 y no tenían por qué hacerle la diálisis", dijo.

Ni inundaciones, ni pandemia, ni la enfermedad han impedido que reciba a los peregrinos en la víspera de la celebración del 12 de diciembre.

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Y es que, en 2019, le detectaron cáncer. Ha tenido tres intervenciones quirúrgicas para extraerle tumores y en cada una de ellas, dijo sentir a los peregrinos pidiendo a la virgencita por su salud.  

En su última cirugía, el médico le informó lo que ella percibió como un milagro: El tumor que le retiraron era benigno. 

"Cuando yo fui a ver el resultado, el doctor lo veía porque no se lo habían pasado y lo veía, y lo veía, y lo veía, y me decía, "No puede ser, no puede ser." Le digo, "Ya, ¿cuánto me queda?", le dije. - "No, doña Caro, es que no tiene nada, está limpia", me dice", narró.

Pese a eso, sigue un tratamiento estricto para mantener su salud

Posteriormente, el pasado noviembre, la señora Carolina perdió a su compañero de vida, Santiago Pérez Cruz, en una operación de corazón abierto. Él la acompañaba todos los años en el recibimiento de los peregrinos

"Imagínate. Que el que se levantaba, ¿qué voy a comprar? ¿Qué voy a hacer? ¿Qué voy... Ha sido duro. Es duro. Muy duro. Y mucha gente me preguntaba si no lo iba yo a hacer este año. ¿No lo vas a hacer Caro o no? Claro que sí. Claro que sí, porque si yo no lo hacía, pues es como si yo estuviera enojada con la virgen o algo o reprochándole. Y no.

No le reproché lo único que le he pedido y le pido que lo tenga allá y que él esté tranquilo y en paz", dijo.

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La encomienda seguirá a como lo hubiese querido su esposo; y porque las hijas de doña Caro tienen muy claro el compromiso de esta tradición

Mientras que, los peregrinos que cada año tocan las puertas de este hogar reconocen la labor que se hace anualmente. 

"Agradecer mucho a Dios y a la virgencita porque le da la fuerza a doña Caro que siempre año con año, los 6 años que yo llevo eh pasando aquí nos recibe con mucho cariño, con mucho amor. - Esto que organiza doña Carolina pues es de una gran ayuda, ¿verdad? Es una gran bendición para todos los que a veces no portamos el suficiente sencillo para para tomarnos algo, comer algo. Entonces, se le agradece a doña Carolina lo que hace, ¿verdad?

Este trabajo no habría sido posible sin la ayuda de conocidos y personas altruistas que este año se unieron para el recibimiento de los peregrinos. Todo bajo la organización de doña Caro, una muestra viva de fe y fervor guadalupano.

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