Cuando la mente enferma al cuerpo. Las enfermedades psicosomáticas

Según un estudio llevado a cabo por la OMS, el 20% de las personas que acuden a consulta médica, muestran algunos síntomas que, desde el punto de vista de la medicina, no tienen explicación, pero afectan significativamente la calidad de vida de quien las sufre. Es posible que hayas consultado a varios médicos y te hayas sometido a muchas pruebas, para llegar a un diagnóstico, sufres de una enfermedad psicosomática. 

Es inquietante y se tiene incertidumbre por no saber exactamente qué te sucede y el malestar que generan los síntomas, puede empeorar aún más el cuadro.

La mente y el cuerpo trabajan en sintonía. Tu mente influye en tu cuerpo: las lágrimas son respuesta fisiológica a la tristeza o a una gran alegría, el rubor que se produce cuando los vasos sanguíneos se dilatan es resultado de la vergüenza o de una gran emoción, la aceleración del ritmo cardíaco que sientes cuando tienes miedo o las mariposas en el estómago cuando una persona te atrae. Nuevas investigaciones han descubierto la estrecha relación que existe entre el estrés y la salud señalando el impacto que las situaciones sociales, las emociones y los pensamientos tienen sobre las enfermedades. La relación de la mente sobre el cuerpo es bien clara. Del mismo modo que las enfermedades físicas influyen en nuestro estado de ánimo y nos provocan temor, miedo o preocupación, muchos problemas psicológicos provocan síntomas físicos. La  cuarta parte de las personas que acuden al médico de atención primaria presentan este tipo de enfermedades.

¿Qué son entonces las enfermedades psicosomáticas?

Se dan cuando una persona sufre somatizaciones, cuando presenta uno o más síntomas físicos y tras un examen médico, éstos síntomas no pueden ser explicados por una enfermedad médica. También hay que considerar que pese a que la persona pueda padecer una enfermedad, esos síntomas y sus consecuencias son excesivos en comparación con lo que cabría esperar. Las personas que sufren estas molestias sienten un gran malestar en distintos aspectos de su vida.

La medicina tradicional tiende a centrarse casi exclusivamente en los síntomas físicos de la enfermedad, olvidando la verdadera causa del problema o aquello que lo puede estar manteniendo. Es frecuente encontrar personas que se quejan de haber recorrido varios médicos sin que les encuentran nada; sin embargo, continúan sintiéndose mal y presentando diversos síntomas. A menudo los médicos tratan a estos pacientes con ansiolíticos, pero después de un tiempo, éstos vuelven con el mismo problema sin resolver o con otros síntomas diferentes.

Algunos médicos honestos y bien documentados, derivan este tipo de pacientes al psicólogo, comentando que es una cuestión de “nervios”. Entonces, al saber que su padecimiento es de origen mental, que es una enfermedad psicosomática, necesitarán la ayuda de un psicólogo. El paciente se puede estresar más al pensar que puede tener una enfermedad psicológica y consecuentemente teme por su salud mental. No entienden muy bien qué les pasa y se muestran reticentes a acudir a un psicólogo porque no comprenden cómo este profesional les puede ayudar. También hay gente que busca una respuesta en medicinas alternativas, que a larga tampoco solucionan su problema.

Actualmente, la psicología clínica se encarga de estudiar esta la relación mente-cuerpo y se trata al paciente desde una perspectiva más amplia, teniendo en cuenta la importancia tanto de los factores genéticos como los psicológicos y sociales en el inicio o el mantenimiento de algunas enfermedades. Cuando se indaga un poco en su rutina diaria, éstas personas tienden a darse cuenta de que hay algo en sus vidas que les crea malestar o ansiedad. Hay ocasiones en las que algo nos supera y no sabemos cómo hacerle frente o bien llevamos un ritmo de vida demasiado acelerado como para que nuestro cuerpo no se resienta.

Las causas de nuestras molestias:

De las molestias que sentimos a diario el 70% se deben a causas naturales. Entre estas, encontramos las que puede provocar el propio funcionamiento del organismo cuando realizamos la digestión, cuando respiramos, o cuando sudamos. Incluso, los hábitos de vida poco saludables como la mala alimentación, malos hábitos de sueño o realizar poco ejercicio también pueden provocarnos malestar físico.

Por último, el medio ambiente también influye en nuestro cuerpo; aquí encontramos factores como la contaminación, la humedad, el calor, el frío, hongos, etc. Solo un 5% de nuestros dolores se deben a enfermedades físicas. Además, solo un 10% de éstas son graves. Así que, de cada 1000 molestias solo 4 se deben a enfermedades graves. Finalmente, un 25% de las molestias físicas que podemos sentir se deben a causas psicológicas. Por lo general, se tiende a pensar que las enfermedades psicológicas solo causan tristeza, llanto, sentimientos de inferioridad y otros síntomas que no tienen que ver con el cuerpo, sin embargo, esta idea es errónea. Nuestros emociones influyen en nuestro cuerpo, al igual que éste influye en nuestras emociones.

La ansiedad, el estrés y la depresión actúan sobre distintas hormonas, provocando cambios en nuestro organismo, que nos hacen más sensibles al dolor e influyen en distintas enfermedades. Un ejemplo serían los estudios que relacionan el estrés con el cáncer. En este sentido, se ha demostrado que este puede influir tanto en el origen como en el curso de la enfermedad. Del mismo modo, se ha demostrado que las personas que padecen depresión presentan un sistema inmunológico débil o defensas bajas por lo que pueden enfermar con más facilidad o bien les puede ser más difícil recuperarse de ciertas enfermedades.

Veamos que síntomas pueden provocar la ansiedad o la depresión en algunos sistemas de nuestro organismo:

En el sistema nervioso pueden provocar dolores de cabeza, mareos, vértigos, desmayos, hormigueos, parálisis musculares,  hiperventilación, palidez, neurodermatitis, etc.

En nuestros sentidos pueden llegar a provocarnos ceguera, visión doble, afonía, etc.

En el sistema circulatorio producen palpitaciones y taquicardias.

En el sistema respiratorio pueden causar sensación de ahogo, dolor u opresión en el pecho, etc.

En el sistema digestivo, pueden producir sequedad de boca, sensación de atragantamiento, náuseas, vómitos, estreñimiento, diarrea, aparente gastritis o colitis, etc.

En el sistema osteomuscular, es común que provoquen tensión muscular, dolor muscular, dolor de la columna, cansancio, etc.

Síntomas somáticos más frecuentes en las consultas médicas:

Dolor de espalda, 71%

Mareos, vértigos, 65%

Dolor en extremidades, 60%

Gases en el estómago, 52%

Dificultad al respirar, 50%

Palpitaciones, taquicardia, 49%

Dolor en articulaciones, 45%

Dolor en el pecho, 44%

Náuseas, 43%

Muchas enfermedades médicas están estrechamente relacionadas con el estrés. Entre ellas encontramos: la hipertensión, distintas enfermedades coronarias, el asma, la gripe, el cáncer, el hiper y el hipotiroidismo, las úlceras de estómago, el síndrome del intestino irritable, cefaleas, el dolor crónico, contracturas musculares, impotencia, frigidez, etc.

Luego de observar que la depresión, la ansiedad y el estrés, entre otros, son factores que influyen tanto el origen, el mantenimiento y la evolución de distintas patologías físicas, es más fácil comprender la influencia de nuestra mente sobre nuestro cuerpo y el papel del psicólogo en nuestras molestias físicas. Es posible mejorar la calidad de vida de las personas que padecen enfermedades psicosomáticas entendiendo de dónde provienen las molestias físicas que sufren y cambiando aquello que las provocan: el estrés, las autoexigencias elevadas, la vida, etc.

Dado que los trastornos psicosomáticos incluyen síntomas físicos que enmascaran la angustia emocional, es necesario acudir con un psicoterapia para encontrar su causa y reprogramar el cerebro para que aprenda a afrontar las situaciones sin somatizarlas.

Psic. Sara L Campos Chavolla. Torre Médica . Av Méndez 1110 segundo piso  Villahermosa  Tel 9933141178  y Cel 9931920934