'Engañar y Mentir'

Jesús Sibilla Oropesa

                                                     “ENGAÑAR Y MENTIR”


A lo largo de los sexenios la gente del poder nos ha engañado, nos ha mentido, nos ha seducido, nos ha convencido, nos ha decepcionado, nos ha dominado, nos ha robado, nos ha saqueado, nos ha familiarizado con palabras como crisis, devaluación, inflación, y ha implementado otras como ajustes de precios para vestir la palabra aumento, o fluctuación para disfrazar diez aumentos por una pequeña disminución del precio de equis artículo que podría ser la gasolina.

Los hombres del gobierno han ensayado a ser revolucionarios, progresistas, medio socialistas, medio comunistas, medio neoliberales, medio conservadores, medio de izquierda, medio de derecha y, eso sí, bien corruptos en su gran mayoría.

¿Y el pueblo? El pueblo ha luchado al lado de unos y otros, le ha querido creer a unos y otros, se ha decepcionado de unos y otros y se ha cambiado de uno a otro.

Y a fuerza de ser engañado y robado, decepcionado de partidos políticos y políticos-gana-votos, también se volvió mañoso y mentiroso, y utiliza la mentira para defenderse, tenga o no la razón, y así denuncia al agente de tránsito, haya o no cometido la infracción.

Dice haber invadido un terreno porque no tiene donde vivir y ya es el segundo o tercero que obtiene por invasión a la propiedad privada.

Argumenta inocencia de su hijo, alega que estudia aunque este sea un gran bandido, ladrón y asaltante; pide justicia creyendo que la justicia es que le den la razón y salirse con la suya.

La mujer alega que el marido no le paga la manutención del hijo y el esposo alega que bajo trucos y acciones legaloides ella no le deja ver al hijo al que están dando con esto un pésimo ejemplo que luego repetirá.

El pueblo en gran número ha dejado de ser integro para ser corrupto igual que el gobierno para, de esa manera, defenderse de los abusos de los que mandan, y como queriendo decir, “yo también puedo ser mañoso”.

Lo grave de esto es que cada vez son menos los que hacen la diferencia, y los valores que construyen a las personas se van quedando en el olvido y poco a poco todos perdemos la confianza en nuestro hermano, el hombre.

Hoy nos dicen que el precio de la gasolina tiene que fluctuar. En buen español, aumentar más que disminuir; aunque digan lo que digan, esta traerá aumentos a todo aquello que se transporta empezando por el transporte mismo, haciendo más critica la crisis.

Que esta tiene que aumentar porque ya no la pueden subsidiar, por la crisis petrolera, por la crisis internacional. Porque hay que sanear las finanzas, por la ley de la oferta y la demanda.

Cuando todo esto lo han provocado los hombres del poder que alimentaron y siguen alimentando a líderes sindicales como Romero Deschamps, inmensamente rico, mientras a los que debe de defender están o en la calle o apunto de irse. Los hicieron todo poderosos a cambio de votos, permitieron la corrupción de los dirigentes de la empresa y ahora a enfrentar las consecuencias del mal manejo de PEMEX.

Dejaron que se hiciera un red de complicidades y de esa manera por cualquier servicio que se prestara a la empresa pedían el diezmo que en las más de las veces era mayor al diez por ciento.

Me pregunto: ¿Cómo pueden estos señores con fama y pruebas de corrupción y de complicidad corrupta, esgrimirnos cualquier argumento que nos pueda convencer a aceptar el aumento a la gasolina?

Nuestra abundancia se ha convertido en nuestra maldición y ahora alguien tiene que pagar y el pagano será el de siempre: el pueblo con todo y sus mañas, gritos, sombrerazos, plantones, bloqueos, marchas, mentiras y decepciones.

La fórmula de este gobierno de aumento de precios y recortes de servicios y presupuesto tiene hoy al iniciar el año a un pueblo enojado, reclamante, indignado, buscando quien se las va a pagar, y al borde de actitudes peligrosas.

Piénsenla bien señores del Gobierno, reflexionen dirigentes de los partidos políticos, recapaciten políticos en general, no jueguen con fuego; si no quieren joder, no jodan, pero no sólo lo digan. ¡Qué se sienta! Renuncien a sus prácticas de diezmo que encarece y envilece todo. Sean prudentes en su estilo de vida que causa escándalo y molestia en la gente que les observa sin perder detalle. Acaben con la impunidad que lastima tanto y sean verdaderamente justos antes que legaloides.

Es esta una oportunidad histórica que se les presenta de que las cosas sean diferentes, que el pueblo se sienta tomado en cuenta de verdad, y que aun con todo su terrible pasado de corrupción y depredación, puedan ser recordados con un dejo positivo que no los ponga en el mismo lugar de sus antecesores, esto es, el basurero de la historia.



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