¿A QUÉ LES SABE EL DINERO?

Por: Jesús Sibilla Oropesa


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Cada vez que informo en Telereportaje de los problemas del pueblo tabasqueño y del mal servicio que proporcionan las diferentes instituciones de gobierno que el mismo pueblo denuncia en el programa, no puedo menos que preguntarme, ¿a qué les sabrá el dinero que se llevan de forma mal habida?, y que le pertenece a cada uno de los que vivimos en Tabasco, pero que ellos, al tener los puestos de confianza que les mandatamos, les ha permitido hacer negocios raros, tranzar, defraudar, robar, malversar los recursos públicos y apropiarse de ellos.

¿Tendrán conciencia estos que se van con su cargamento de dinero, propiedades, negocios etc.? Todo hecho al amparo del poder, de todas las lágrimas que han provocado y seguirán provocando por algún tiempo más.

¿Tendrán conocimiento de todas las personas a las que asesinaron al desviar los dineros que eran para medicinas o atención médica ó mantenimiento a equipo que no se ha podido utilizar en la detección temprana de enfermedades y dolencias que pudieron ser descubiertas a tiempo para evitar muertes que no deberían de darse? ¿De reactivos que no se pudieron comprar, de ambulancias que no se pudieron adquirir, de equipo que no se pudo obtener generando todo ésto, muerte, enfermedades crónicas, tal vez empujando a familiares a tomar lo que no es suyo para comprar la medicina de su familiar enfermo? Y todo esto provoca sufrimientos y lágrimas, odio y rabia para los despojados, y confort, placer y vacío para los supuestos servidores del pueblo.

¿Se darán cuenta de cuantos ciudadanos ignorantes dejan en su camino?, pero ignorantes porque no les garantizaron el acceso a la cultura y a la educación de calidad a aquellos con los que están obligados.

Cuanta lágrima de quienes no tienen trabajo porque ellos, los “servidores del pueblo”, no atrajeron las suficientes empresas que emplearan a los tabasqueños.

Cuanta muerte y degradación del ser humano al que empujaron a la delincuencia organizada y desorganizada también, al no ofrecerles la menor oportunidad de desarrollo y mínimo de oportunidades de llevar lo necesario a casa, haciendo a un lado la posibilidad de ser personas y convirtiéndose en animales sin conciencia, ávidos de sangre odio y dinero, sumidos en la barbarie, aunque al final de cuentas, no se quien pierde más, quien se degrada más y se animaliza más, si éstos, los maleantes o los politicastros y los llamados servidores públicos corruptos y corruptores.

Es penoso que no solo destruyeron la esperanza de miles de tabasqueños que confiaron en ellos, que votaron por ellos, que se la jugaron con ellos con la esperanza de un mejor futuro, y se dieron de golpe con la realidad de que escudados en la inundación se cancelaban todas sus posibilidades futuras, que lo que pensaron serían mejores tiempos, se convirtieron en los peores.

Padres de familia con poca instrucción que ante la imposibilidad de dar lo elemental a sus hijos, se dejan en manos del alcohol para tratar de ausentarse de la lacerante realidad de la pobreza, agravando su situación y la de su familia y dejando la educación de sus hijos en manos de los maestros cuya mayoría no tiene la adecuada preparación y en manos de los mismos hijos de la calle cuyos valores son de supervivencia, la ley del más fuerte, el más abusado para conseguir dinero por cualquier medio, a veces el más fácil y en otras ocasiones en la raya delgadísima de la ley.

Cuantos deportistas con talento, capacidad y posibilidades de progreso incluso profesional, ni siquiera pudieron iniciar su camino ante la nula posibilidad de apoyo de quienes tenían como responsabilidad este renglón del desarrollo humano y no sólo no supieron mantener el lugar logrado anteriormente sino que además sumieron al estado en la vergüenza de ser el peor estado en el deporte, obligando a muchos deportistas a emigrar a otros estados en donde si les dieron el apoyo necesario para destacar.

Cuantas carreteras inconclusas o hechas con mal material por- que los contratistas tienen que abaratar la obra ya que deben darle el diezmo al secretario del ramo; por eso tantas carreteras con tantos baches, mal trazadas, o deteriorándose muy pronto, sin señalamientos y causando tantos accidentes que han ocasionado la muerte de algunas personas y en otros casos lesiones permanentes en los desafortunados automovilistas que tienen que transitar por estas bromas llamadas carreteras que luego incluso presumen como obra terminada y que aporta al desarrollo del estado. Pero ¿saben?, ese diezmo que se llevaron está también impregnado de sangre y sufrimiento causado por ellos y los que se dejaron corromper.

Y las casas que han hecho para ellos, estas si que son verdaderas mansiones que no hubieran soñado construir sino tuvieran acceso al dinero público y a nuestra confianza, casas con no solo las comodidades que exige el bien vivir, si no, más allá, estas las han dotado incluso de extravagancias de las que pueden presumir los artistas y millonarios de Hollywood, mientras al pueblo les han proporcionado cajones reducidos y mal construidos en lugares en donde casi todos los servicios funcionan mal y en donde la vigilancia policiaca brilla por su ausencia y los colonos tienen que lidiar todos los días con la inseguridad y falta de agua, recolección de basura, deficiente servicio de drenaje, etc.

Me cuesta trabajo creer que disfrutarán de su riqueza: casas, autos, viajes, joyas, lanchas, extravagancias, negocios y propiedades diversas adquiridas con el llanto, la sangre, el sufrimiento, amargura, aflicción, desolación, desesperanza y desconsuelo de quienes, confiaron, creyeron y votaron por ellos y que hoy profesan otro tipo de sentimientos cargados de odio, rencor y antipatía, dolor y amargura.

Todos los que ahora con el año que termina se van, y no cumplieron con el mandato del pueblo y más aún, lo asaltaron, peor que el crimen organizado, sepan que son los causante de que todo un estado esté sumido en el atraso, la marginación y el desconsuelo, que cada centavo que se llevan está impregnado de sangre, dolor y pobreza, que no nos podremos olvidar de ustedes y que si la justicia del hombre no los alcanza, no podremos olvidarnos de sus infelices acciones que nos obligarán como pueblo a esforzarnos al doble para salir del terrible atraso en el que nos han hundido.

Ahora resulta que están destruyendo o que quieren quemar documentos incriminatorios de su ambición. Tal vez eso lo podrán hacer, lo que no podrán es quemar su conciencia que los acusará todos los días de su vida y que les perseguirá incluso más allá a donde llegue la justicia humana, así cada vez que sepan de Tabasco y de cómo nos va, la conciencia les taladrará el cerebro.

Por ello hoy les digo: se van con su cargamento, pero no se llevan nuestra dignidad y desprecio, disfruten si pueden de todo lo que se robaron, que nosotros haremos un gran esfuerzo por reconstruir este gran estado que se merece otro futuro con personas acostumbradas a la tragedia y desventura, pero que nunca renunciamos a tiempos mejores, que tenemos el carácter y la fe en Dios y nosotros mismos; de que a pesar de ustedes, construiremos un gran futuro repleto de oportunidades.

Yo invito a que las nuevas autoridades hagan su mejor esfuerzo con dignidad y sabiduría, con oficio y convicción de servicio y a que nosotros el pueblo, asuma su papel de luchadores animosos, a que trabajemos sin descanso para juntos pueblo y gobierno edifiquemos la patria chica que tanto queremos y nos sintamos orgullosos de ser tabasqueños logrando ésto en sintonía de trabajo y honestidad, recuperando el orgullo de nuestros abuelos que tenían como valor fundamental la palabra empeñada, y que los avalaba por sobre todas las cosas su biografía personal.

Y a ustedes que iniciarán este nuevo gobierno, les digo, y creo hablar por miles de tabasqueños y avecindados en la tierra en la que mejor alumbra el sol, que tomen el ejemplo de éstos que dijeron que venían a bien gobernarnos y hoy se van en medio de la vergüenza o mejor, de la desvergüenza, para que dentro de seis años, yo u otro escritor, no les esté dando esta mal despedida.

Ahora quiero saber a que les sabe su pobre dinero.

¡Pobres nuevos ricos!


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