Notre Dame y el fuego nuevo 

Notre Dame y el fuego nuevo 
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Fue el escándalo de la semana santa. El emblema del cristianismo europeo, testigo de grandes hitos de la historia, ardió en unas cuantas horas. Llantos y oraciones. Tendencia mundial. Después el mutis.
 
Una pausa para meditar que el cristianismo no es la religión que esté impactando y transformando la vida y cultura de la Europa contemporánea. Dos Papas  (Benedicto y Francisco) testigos del derrumbe moral de sus miembros, ponen todo su esfuerzo en el combate feroz contra la pedofilia, la corrupción dentro de las finanzas del Vaticano y el resistente clericalismo que todo lo boicotea y enrarece.  
 
La falta de credibilidad está incendiando el corazón de la iglesia.
 
La promesa de Jesús a Pedro, sigue intacta: Sobre ti edificaré mi comunidad y no prevalecerá sobre ella el fuego enemigo. Francisco ha plantado el rostro, hablado con humildad y respeto a las víctimas, ha realizado sendas reformas dentro de la estructura del cristianismo católico, se ha puesto incluso de rodillas ante líderes de otras religiones, ha pedido perdón por errores históricos, ha hecho renunciar a una conferencia episcopal por completo en Chile, ha expulsado del orden sacerdotal a altos jerarcas… y con todo, no logra apagar el fuego de una iglesia en llamas que mira caer sus emblemas, sus costumbres, sus tradiciones.
 
Lo sucedido en la Catedral de Nuestra Señora de París, es un llamado a la humildad del catolicismo mundial. A contemplar a un Jesús Crucificado. No a la soberbia ni a la respuesta inmediata para demostrar poderío económico y solidaridad internacional, con una colecta millonaria, la más efectiva y veloz de la historia. No se trata de reconstruir en pocos años un edificio cuyo valor artístico y arquitectónico nos sobrepasa. Se trata de reconstruir la comunidad viva, las piedras humanas, devoradas por el fuego y bajo las cenizas del escepticismo, el ateísmo y el escándalo.
 
Europa quiere darle una oportunidad al cristianismo. El incendio de Nuestra Señora de París, marca puntualmente el relanzamiento del catolicismo bajo una nueva luz. Ahora guiada por un Papa interesado en la inclusión, el respeto a las culturas y las religiones, en el medio ambiente, despojado del poderío medieval y lejos de tronos ú oscuros privilegios políticos. Un Papa con olor a oveja. Una Iglesia que quiere jugarse todo con el pobre, sobre todo si es migrante. Una iglesia bajo el fuego, sí, pero del Espíritu Santo.
 
La Pascua de 2019, es la hora de la nueva pascua, del fuego nuevo para los cristianos en el mundo. Es la hora de renovar la fe. Dejar que el fuego purifique y devore nuestro corazón para que veamos el rostro de Cristo. La catedral de Notre Dame será reconstruida en 5 años. Le fe católica ¿Cuándo? ¿Cuándo volverán las iglesias a ser emblema de solidaridad, fraternidad y testimonio de los valores cristianos? ¿Cuándo dejarán de ser museos a los que asisten turistas ya no peregrinos? ¿Cuándo volverán los jóvenes, intelectuales, políticos, empresarios, científicos,  a confiar y a sumarse a construir la nueva civilización?
 
La repuesta no está en el tiempo, sino en la esencia del cristianismo. Está en dejarnos mirar por el Cristo dentro de su templo en ruinas y escucharle decirnos: RECONSTRUYE MI IGLESIA. Sólo mirándole a ÈL y dejándonos mirar por él, sólo escuchándole a él, volveremos a vivir nuestra identidad cristiana y asombrar al mundo con la expresión de antaño: “Mírenlos como se aman!!”
 
Me preguntan si el domingo ya se puede comer carne. Al celebrar la pascua, el sábado en la noche, los cristianos nos encontramos con el Cristo que volvió de entre los muertos, triunfante y victorioso. Es el novio de la humanidad que viene ataviado de fuerza y bondad por su prometida, la iglesia. Iglesia que se reviste de luz y llena de flores, sonando sus campanas con cantos de gozo y fiesta, porque han comenzado las BODAS DEL CORDERO. Ya no hay más tristeza, ni dolor. Hay alegría y fiesta.  Es día de comer y disfrutar con alegría con la familia, los amigos. Es día de compartir el pan, de comer el cordero gordo, el mejor, el que esperaba para la mejor fiesta, como la del hijo pródigo. Es día de reunirse con la familia, de brindar con mesura, con el vino de la fraternidad y del amor. Es el día en que las flores derraman sus perfumes y las estrellas rebotan toda su luz, el sol ilumina toda la tierra y la luna embellece los caminos con su plateado rostro. Es la pascua.  Es el día de la resurrección para REUNIRNOS EN TORNO A JESÚS.  Es el día que rompe el silencio del sepulcro. Es el día que partió la historia en dos,  por el que han dado la vida todos los santos y santas de Dios, por el que valen la pena todas nuestras luchas  y sufrimientos, el día de la victoria de nuestro Dios. El día en que Dios liberó del Faraón a su pueblo y que sigue liberando mañana tras mañana, cada vez que comemos de su cuerpo y su sangre. Sí, ese día... ¿cómo no? Hay que cantar victoria, elevar los cálices y compartir platillos suculentos.

Es la PASCUA FLORIDA. Día de ir a misa y de COMULGAR. FELICES PASCUAS DE RESURRECION.

MISAS DE RESURRECCION EL DOMINGO A LAS  9.30, 11 y 12.30 EN LA PARROQUIA UNIVERSITARIA SAN MARCOS. www.parroquiadesanmarcos.com
 



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