Procrastinar es dejar para mañana lo que puedes hacer hoy

Procrastinar es dejar para mañana lo que puedes hacer hoy
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El término se aplica en psicología para definir la sensación de ansiedad generada ante una tarea pendiente de concluir. Es un trastorno del comportamiento que a todos nos afecta en mayor o menor medida en alguna ocasión, y que en términos más populares, le solemos llamar pereza.

El término procrastinar se refiere a la acción de postergar o posponer situaciones o actividades que son ineludibles, atendiendo en su lugar otras de menos relevancia, e incluso que son agradables. Esta palabra proviene del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro, postergación o posposición.


Luchar contra la desidia no es fácil si no sabes cómo hacerlo. Parece que cuando queremos emprender un nuevo proyecto llaman a nuestra puerta los fantasmas del miedo, la pereza, o quizás empecemos pero fácilmente nos quedemos en el camino.

Procrastinar es lo que conocemos como “dejar para mañana lo que puedes hacer hoy”. Llenamos nuestro tiempo con actividades irrelevantes en lugar de hacer aquello que es totalmente necesario, y al final dejamos ese informe que debemos entregar siempre para el último momento, entregando cosas que podrían estar mejor, y sin sufrir los agobios y las prisas. O quizás lleguemos siempre corriendo a ese viaje que hemos comprado en el último momento, porque antes nos daba pereza buscar ofertas y destinos

Esto sucede porque nuestro cerebro está compuesto por partes especializadas en diferentes acciones o sensaciones. Por ejemplo, hemos oído alguna vez que la parte izquierda es más racional y la derecha más emocional. Luego entonces, en el cerebro también hay una parte más dedicada al placer y otra más centrada en aquellas cosas que debemos hacer, y estos son el sistema límbico y el sistema ejecutivo o prefrontal. Cuando realizamos una acción como estudiar o trabajar, necesitamos que nuestro sistema ejecutivo tome las riendas, pues es el que nos hace empezar una tarea y continuarla. Pero el sistema límbico, que es más emocional y placentero, empezará a luchar y nos hará ir una y otra vez al refrigerador a picar algo, a ver la tele o a buscar cosas en internet que nada tienen que ver con el trabajo que debemos realizar. Y para ello utilizará todas sus estrategias, como la liberación de dopamina, un neurotransmisor que, cuando es liberado, activa el circuito del placer cerebral. Para darnos una idea, es el mismo sistema que se activa en las adicciones. Aunque esa dopamina liberada nos produce placer a corto plazo, la realidad es que a largo plazo nos sentimos ansiosos, desilusionados y mal con nosotros mismos por no haber cumplido nuestros objetivos.

Algunas personas son más proclives a procrastinar que otras. El autocontrol, como han descubierto estos autores, predice la capacidad futura de perseverar en conseguir objetivos, además de predecir una vida más estable y relaciones más duraderas.

El cerebro se puede entrenar, al igual que entrenamos el cuerpo cuando vamos al gimnasio. Todos hemos sentido desidia al empezar una nueva rutina de entrenamiento después de un largo periodo sin hacer deporte, pero si continuamos el tiempo necesario pronto nos damos cuenta que cada vez somos más rápidos, más fuertes y tenemos más ganas de superaros y continuar entrenando. Pues al entrenar el cerebro tendremos la misma sensación.

A continuación muestro unos pequeños trucos y rutinas para superar la procrastinación de manera eficaz. Recordemos, al principio puede costar, pero es cuestión de práctica:

- Dejar las lamentaciones: es el primer paso para empezar algo y continuarlo. Pensamientos como “no soy capaz” no ayudan a nuestras metas y objetivos. Recuerda todas las veces que has conseguido llevar a cabo un proyecto y visualiza la felicidad que sentirías si en vez de hacerlo en el último momento, tuvieras tiempo para organizarte. Ya no haría falta quedarse encerrado en casa por tener trabajo acumulado. Podrías compaginar el ocio con las obligaciones, y así no tener que renunciar a nada.

- Planificar: relacionado con el punto anterior. Si te organizas, ganas tiempo. Intenta ponerte metas a corto plazo y fechas de entrega concretas. Haz un horario visible (grande, con colores), y colócalo en un lugar que otras personas puedan verlo. La presión del grupo hará que sea más fácil cumplir objetivos.

- Ser realista: no intentes abarcar más de lo que puedes hacer. Al organizar el tiempo debes ponerte metas pequeñas, fácilmente realizables, y debes dejar tiempo para descansos, deporte y amistades o pareja. No solo se trabaja en la vida, pero tampoco es todo fiesta. El truco es una combinación de ambas cosas pero con responsabilidad. Si te marcas descansos de 15 minutos, mejor no enciendas las tele ni entres en las redes sociales, pues corres el riesgo de quedarte ahí mucho más tiempo.

- Listas de tareas: realiza una lista con las tareas a realizar, aunque tanta organización pueda llevar tiempo, al final es el truco para saber qué pasos debes seguir y en qué momento. Coloca las listas cerca de ti, y vete tachando aquellas cosas que ya hayas conseguido. El placer de ver las cosas realizadas será un estímulo para continuar por el buen camino.

- El celular lejos de ti: cuando trabajes, intenta dejar las cosas que te pueden desconcentrar bien lejos de ti. El celular en otra habitación, el internet (si es posible) apagado, la televisión desconectada, la comida lejos…

- En los descansos, alarmas: cuando vayas a descansar, recuerda poner una alarma que marque nuevamente el comienzo de la actividad, e intenta colocar el dispositivo donde vaya a sonar cerca de la mesa de trabajo. De este modo tendrás que levantarte del sofá o dejar lo que estés haciendo para apagarla, y ya estarás en la zona de trabajo, listo para continuar.

- El orden: intenta que el lugar de trabajo esté limpio y ordenado, sin muchos estímulos que puedan distraer a tu cerebro de la tarea principal.

- Estar presente: esto es, tomar conscientemente la decisión de lo que quieres hacer, y hacerlo. Si te llegan pensamientos de “5 minutos más” contrarréstalos con pensamientos de “¡NO!, ahora”, de modo que tu lóbulo prefrontal domine a tu sistema límbico. Otra forma es realizar meditaciones (o mindfulness) al despertar por la mañana o antes de ir a dormir, de este modo ayudarás al cerebro a tener más capacidad de concentración y atención.

- Solo 5 minutos: los estudios de psicología han demostrado que comenzar una actividad con la idea de hacer “solo 5 minutos” ayuda al cerebro a continuarla hasta acabar. Esto es así por la ansiedad que genera el hacer una tarea. El cerebro necesita acabar lo que empieza, e igual que se vuelve adicto al entrenamiento físico una vez que empieza al gimnasio y cada vez quiere más, lo mismo pasa con la actividad mental. Por lo tanto, la próxima vez que te dé pereza hacer algo, piensa que solo vas a trabajar por 5 minutos. Concéntrate en la actividad, empieza, y ya verás que continúas casi sin darte cuenta.

Recuerda que si quieres algo, solo tienes que ir y alcanzarlo. Espero que este artículo te ayude a conseguir tus objetivos, y por último, recuerda la siguientes frases:
“Nuestra cobardía y nuestra desidia tienen la culpa de que el ayer y el mañana sean iguales”. - J.L. Borges.
“La pereza no es más que el hábito de descansar antes de estar cansado”. – Jules Renard.
“Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes”. – Confucio.
“Estar en ocio muy prolongado no es reposo, es pereza”. – Séneca.

Si no puedes llevar a cabo estos consejos, no lo postergues e inicia un tratamiento psicológico que te ayude a superar la procrastinación. ¡Hazlo ya!

Psic. Sara Leticia Campos Chavolla. Av. Méndez 1110 Torre Médica Villahermosa, Tab. Tel. 9933141178 y Cel. 9931920934 



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